Saturday, December 21, 2013

¡AL CALLAU!




Recuerdo cuando mi madre de niño me llevó a ver a Marcel Marceau al Centro de Bellas Artes.  Marcel decía que la pantomima era el arte del silencio.  Era increíble todo lo que podía decir y representar, sin decir tan siquiera una palabra.  En un país lleno de demagogia, a veces el silencio dice más que miles de políticos twiteando y haciendo conferencias de prensa.

La verdad, es que llevo desde el jueves pensando en el silencio.  Desde que María del Lourdes dijo que todo era una pantomima, en la oficina no pongo música y salgo en silencio y a toda prisa del tribunal.  En el pasillo están los camarógrafos, la sala de Casellas está llena. 

Es un derecho constitucional de los acusados, el que no se comente su silencio.  Se comenta que el Honorable Juez Casellas le dijo a su hijo en la escena del crimen:  “ni una palabra más”.  Yo le hubiera dicho lo mismo. Pero esta semana Pablo Casellas habló a la prensa, a su salida de la sala en el Centro Judicial de Bayamón. 

Dijo algo con lo que tengo que concurrir.  Esta semana “estuvo fuerte”. 

Los analistas decían que había roto el silencio para mostrar su humanidad, como estrategia de litigio, tu sabes.  Si te duele, demuéstralo, di algo, demuestra que eres sensible.  Los jurados ven televisión.  

Y sí, en juicio y fuera del juicio, callar o no callar puede incidir en que uno se vea para el público como una persona más o menos sensible a cualquier coyuntura.  De hecho, uno podría defender el derecho de un actor político a hacer silencio, como una posición de neutralidad ante los asuntos públicos. Pero es que la neutralidad, en una situación tan evidente de desproporción de fuerzas, no existe.  La neutralidad es apoyar a la parte privilegiada en la relación de poder.

En política no hay derecho a no auto-incriminarse, ni hay quinta enmienda.  Callar o no callar sobre los asuntos públicos hace la diferencia. Y lo mejor de todo, es que podemos comentar el silencio de nuestrxs actores y actoras políticas, cívicas y sociales.  El tema de la mal llamada reforma del Sistema de Retiro de Maestros pone de manifiesto el poder del silencio.

Ayer me daba una medalla en el 24 de la Roosevelt, y comentábamos el silencio de Carmen Yulín.  ¿Tenía que expresarse? Me preguntaban.  Pues no, en realidad. Pero tampoco tenía que expresarse en contra de la legalización de la marihuana, tampoco tenía que expresarse sobre Sanchez Betances, ni sobre Abey Charrón, ni sobre el Aeropuerto (recordemos que se opuso a la privatización pero no asistió a ningún piquete- esto nos apunta a que hay niveles y niveles de silencio, pero no nos compliquemos).  En todas estas ocasiones, sobre todos estos asuntos que no podría tocar ni con vara larga desde la poltrona municipal, opinó.  ¿Por qué calla ahora, sobre este asunto tan importante?  Su silencio la delata, dirían por ahí.    

Su silencio la hace cómplice del chanchulleo de su partido en el Capitolio y en Fortaleza. Tan cerquita que está de ambos.  Más claro no puede estar.  Luego de apropiarse del lenguaje de la izquierda progresista, de la democracia participativa y otros conceptos que suenan lindos y huelen a progreso, hace silencio cuando su partido engaña al magisterio y les clava reformas importantes a la trágala en un fin de semana de diciembre.  Se llenaba la boca de que estuvo en la huelga de estudiantes y que apoyaba las causas justas, que si la democracia, bla bla bla bla bla.  Pasó por la huelga, yo la ví.  Evidentemente no aprendió nada.  Su silencio desde el miércoles le hace cómplice de la falta de democracia (el aspecto procesal del asunto que es deplorable por demás) y de el desmantelamiento del concepto de los derechos adquiridos y del SRM (el asunto de fondo).  De seguro Yulín aprendió de Marcel a decir tanto, sin decir nada.

Otro silencio interesante que tenemos que comentar, es el de el Ilustre Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico.  Este silencio me toca de cerca.  En el pasado, el Colegio se movía, movilizaba abogados y abogadas para que fueran observadores de manifestaciones.  Hacían expresiones públicas en contra de proyectos de ley que atentaran sobre los derechos adquiridos de los trabajadores y las trabajadoras.  Se expresaban a favor de medidas de avanzada, sobre los derechos de la comunidad LGBTTIQ y demás asuntos de interés.  Del miércoles para acá, el Colegio no ha dicho nada.  Cero declaraciones por facebook (coño ni por facebook).  Promocionan la fiesta de navidad y la venta de las serigrafías del mural del Colegio, reseñan el retiro de los jueces, pero sobre el retiro de maestros, nada.

Han minado aun más para todos los efectos prácticos el significado de “derechos adquiridos”, y el Colegio de Abogados y Abogadas, ni pío. Entiendo que Ana Irma Rivera Lassen venga con un mandato de la Asamblea que la faculta a buscar que pase la ley de la Colegiación compulsoria.  Entiendo que la consecución del mandato de la Asamblea podría verse afectado por sus expresiones, y los de la ilustre institución a la que me uní con ilusión al poco tiempo de juramentar como letrado.   El silencio hace al Colegio de Abogados y Abogadas un cómplice del macaneo, y de todos los atropellos tanto procesales como de fondo, de los cuales todxs hemos sido testigos desde el miércoles.  Por dios, que no quiero la serigrafía, ni quiero irme de fiesta.  Si estoy con mi colegio siempre, es porque quiero que mi colegio esté con el pueblo, SIEMPRE. En esta coyuntura, al callar, el Colegio se puso del lado del poder y es una pena.  Lo tomaré en cuenta al evaluar si renuevo mi membresía.     

Entonces está siempre la gente que habla de más.  Es increíble como quienes callaron mientas echaban a más de 20,000 empleados públicos a la calle, y quienes aplaudieron mientras los neoliberales se servían con la cuchara grande y echaban a la basura los derechos adquiridos de los empleados públicos, ahora pongan el grito en el cielo por este asunto.  De todo corazón, si pedías que el Teniente Bahr cogiera por el cuello a lxs manifestantes en la Avenida Constitución, y ahora te indignas porque el Teniente Bahr esté en primera fila contra los manifestantes en el Capitolio, eres parte del problema.  Es de todxs sabido que este asunto estaba por verse. Fue tema de campaña.  Los dos partidos se pasan problemas así, como la papa caliente.  Se ceden problemas políticos para tener oportunidades al plato más adelante.  A esos bocones, se les ve la costura.  Si eres unx republicanx de la escuela de chicago, no me vengas con esta guasa monga y respétate a ti mismo.  Así te respetaremos más.  

Lxs que estamos claros, en coyunturas como ésta, no podemos perder la oportunidad de gritar.  Si nos cierran puertas que se supone estén abiertas, no podemos poder la oportunidad de forzarlas. Hay que moverse, porque el silencio y el inmovilismo, camaradas, dice más que mil palabras.






Thursday, December 19, 2013

#NUESTRAPROPUESTAESNO

El beisbol tiene mucho de lucha de clases.  Es un asunto de adelantar posiciones.  Algunos, ilusos, pensábamos que habíamos adelantado mucho.  Que ya nadie se atrevería a tocar ni de lejitos, a nuestro sistema de educación. Vengo del Capitolio, y la verdad, me parece absurdo que tengamos que seguir dando razones.  Llamo al cervecero y me siento en el palco.

Evidentemente nos equivocamos en nuestra estrategia mediática y práctica cuando se han dado mil propuestas y cual sordo el gobierno y sus incondicionales se atreven a seguir haciendo la misma pregunta: ¿Cuál es su propuesta? 

Hace tiempo no venía al parque.  Todo se ve nuevo.  Igual que frente al Capitolio. Desde que nos fueron aquel día a palos, le han llamado a aquello la plaza de la democracia.  El cinismo es increíble, igual que el timing, el chanchulleo, y la desfachatez.

 Me debo ver gracioso con la laptop escribiendo aquí en el Hiram Bithorn.  Estamos en la alta del sexto y vamos alante por dos.  Batean los indios. Cae la lluvia sobre el campo de juego.  Los fanáticos se guarecen y ponen las lonas sobre el montículo.  Escampa, pero los palcos están mojados, y ya nadie quiere sentarse allí. 

Los cangrejeros no han salido del sótano en toda la temporada y la gente no llega al parque.  Pero al igual que a la protesta, al Bithorn ya sólo van los verdaderos fanáticos.  Yo vine porque Guillermo y yo estamos antojados de una gorra desde que fuimos a ver jugar a nuestro equipo en Juncos, en un estadio de doble A, la temporada pasada.

No sé que está más jodío.  Si que una franquicia histórica juegue posmodernamente el home en Juncos, si la bandera azul celeste ondeando al lado de la americana,  o el cruzacalle gigante con el nombre de una alcaldesa ausente que resalta en el right field.  La última vez que escribió en Twitter fue antes de que estallara el asunto del retiro.  Hablaba algo de que el Bithorn tiene luces nuevas.  Es verdad, se ve el juego clarito.

Asumo que si aparece, pedirá lo mismo que sus correligionarios y correligionarias.  A pesar de que se les han presentado mil propuestas, a pesar de que a nosotrxs (contrario a ellxs) no nos pagan por estar ideando propuestas para ese tipo de asuntos, nos diría ¿Pero cuál es su propuesta?  No actuar no es una opción, diría, con la certeza de los ex-huelguistas con ínfula de jefes de estado que anoche presentaban un proyecto de ley, mientras le decían al pueblo que no existía tal proyecto.

Ganaron los Indios.  Se fueron alante en el octavo.  Al final fui al baño.  Estaba igual de asqueroso que hace veinte años cuando iba con el viejo, al salir de la escuela a buscar el autógrafo de Carlos Delgado, antes que fuera Carlos Delgado. Algunas cosas nunca cambian.  Como el discurso público de la emergencia y la crisis.  Podemos darle capota y pintura.  Pero el problema es de fondo. 

Nos tildarán de intransigentes.  Pero es que es increíble como a un año de gobierno, se atrevan a meterle mano a lxs maestrxs.    Hablábamos, ex huelguistas de la universidad y hippies revoltosos. Los sospechosos usuales, en la plaza de la Democracia, sobre muchas cosas.  Sobre todo, nos convencíamos mutuamente de que no éramos intransigentes.  Pero que no nos tocaran la educación.

 “Hay cosas que no se pueden recortar hasta el final”,  nos decía Érika. Escuchábamos atentamente: "La educación es una de esas cosas". Al cinismo del gobernador, de la legislatura y del resto de los monigotes de este juego político hay que responderle con la misma medicina.

Que cuando pregunten cual es la propuesta, que les digamos, sin medias tintas y sin ambages:


Nuestra propuesta es ¡NO!

Sunday, September 8, 2013

La posesión de una planta.

Han pasado años pero aun recuerdo como esa noche el fiscal en Regla 6 dijo que era peligroso y que debía dormir en la centro de detención de menores de Bayamón.  No tenía arma alguna, no agredí a nadie, no resistí el arresto, a pesar de la agresión de los oficiales en una detención que rebasó las fronteras de la razonabilidad.  El delito:  la posesión de una planta.

Suena ridículo, pero sí.  El fiscal me pidió que le diera el nombre de mi contacto o me juzgaban como adulto, o me juzgaban por distribución, que era grave.  Yo hice buche.  En el cuartel, en el laboratorio de drogas de la 65, en el procurador de menores al lado de la inter.   Tenía miedo.  No sabía que tenía derecho a un abogado.  Sólo quería a mi mamá.

Estaba en la balanza todo, mi escuela, mi familia, mi futuro, mis amistades, mi vida.   La ley es así, funciona a base de la amenaza, la violencia y el miedo.  A base de la amenaza de que pueden tumbarte, intervenirte, fraccionarte, alejarte, encerrarte.  Joderte. 

El caso se les cayó.  Igual que se cayó mi reputación ante los ojos de mis padres, de mis pares, de los padres de mis pares.  Fueron muchas las palabras de aliento.  Fueron más los dedos acusadores y las miradas estigmatizantes.  Nunca pudieron quebrantar mi espíritu las mentes cerradas ni las lenguas largas, pero hicieron mucho daño.     

Mis viejos no lo sabían, fue como salir del closet.  Son bastante open mind y han aprendido a serlo aun más después de todo.

No aprobaban de la marihuana, nunca los vi fumando, pero tampoco tenían un problema con ella particularmente, hasta que tocó la puerta de su casa.  Estuve en house arrest por meses por decisión de mis padres.  No salía de mi cuarto mas que a la escuela.   Mis padres se sentían fracasados.  Se preguntaban dónde habían fallado.  Mi respuesta:  nunca fallaron en nada. 

 Fiscalía incluso quiso ir en alzada, pero los guardias nunca se presentaron en el Tribunal de San Juan para la vista de novo, a pesar de que me puse mi mejor gabán.  Es uno marrón que opino me da suerte. 

Fui a un sastre, le solté de la cintura y todavía lo uso para ir al Tribunal.  En ese momento fui como acusado, ahora voy como abogado. 

No se donde estaría hoy, si hubiera dormido esa noche en el centro de detención de menores.  Si hubieran prevalecido en alzada.

Pero sí estoy claro.  No creo que haya sido un error de juventud.  No me arrepiento.  No creo que estuve mal.  No creo que nadie esté mal por fumar marihuana.  En cambio, creo que la sociedad, el andamiaje jurídico penal y todo lo que lo apoya está mal por prohibir su uso y su distribución.  Eso tiene que cambiar.


Es difícil tirarse al medio.  Llevo semanas ponderándolo.  Hay consideraciones familiares, profesionales y personales.  Pero no es justo que sienta miedo a expresarme, y  en este momento, sería equivocado no compartir mi testimonio.  Para construir una mejor sociedad, hay que hacer las cosas mejor, hay que empezar por aceptarnos a nosotros mismos y compartirnos con los demás. Sin miedos, sin medias tintas y sin ambages.  Yo creo en la legalización de la marihuana para todos los usos tanto médicos como recreacionales.    


**El autor es abogado y miembro de la junta asesora de descriminalización.org

http://descriminalizacion.org/

La posesión de una planta.

Han pasado años pero aun recuerdo como esa noche el fiscal en Regla 6 dijo que era peligroso y que debía dormir en la centro de detención de menores de Bayamón.  No tenía arma alguna, no agredí a nadie, no resistí el arresto, a pesar de la agresión de los oficiales en una detención que rebasó las fronteras de la razonabilidad.  El delito:  la posesión de una planta.

Suena ridículo, pero sí.  El fiscal me pidió que le diera el nombre de mi contacto o me juzgaban como adulto, o me juzgaban por distribución, que era grave.  Yo hice buche.  En el cuartel, en el laboratorio de drogas de la 65, en el procurador de menores al lado de la inter.   Tenía miedo.  No sabía que tenía derecho a un abogado.  Sólo quería a mi mamá.

Estaba en la balanza todo, mi escuela, mi familia, mi futuro, mis amistades, mi vida.   La ley es así, funciona a base de la amenaza, la violencia y el miedo.  A base de la amenaza de que pueden tumbarte, intervenirte, fraccionarte, alejarte, encerrarte.  Joderte. 

El caso se les cayó.  Igual que se cayó mi reputación ante los ojos de mis padres, de mis pares, de los padres de mis pares.  Fueron muchas las palabras de aliento.  Fueron más los dedos acusadores y las miradas estigmatizantes.  Nunca pudieron quebrantar mi espíritu las mentes cerradas ni las lenguas largas, pero hicieron mucho daño.     

Mis viejos no lo sabían, fue como salir del closet.  Son bastante open mind y han aprendido a serlo aun más después de todo.

No aprobaban de la marihuana, nunca los vi fumando, pero tampoco tenían un problema con ella particularmente, hasta que tocó la puerta de su casa.  Estuve en house arrest por meses por decisión de mis padres.  No salía de mi cuarto mas que a la escuela.   Mis padres se sentían fracasados.  Se preguntaban dónde habían fallado.  Mi respuesta:  nunca fallaron en nada. 

 Fiscalía incluso quiso ir en alzada, pero los guardias nunca se presentaron en el Tribunal de San Juan para la vista de novo, a pesar de que me puse mi mejor gabán.  Es uno marrón que opino me da suerte. 

Fui a un sastre, le solté de la cintura y todavía lo uso para ir al Tribunal.  En ese momento fui como acusado, ahora voy como abogado. 

No se donde estaría hoy, si hubiera dormido esa noche en el centro de detención de menores.  Si hubieran prevalecido en alzada.

Pero sí estoy claro.  No creo que haya sido un error de juventud.  No me arrepiento.  No creo que estuve mal.  No creo que nadie esté mal por fumar marihuana.  En cambio, creo que la sociedad, el andamiaje jurídico penal y todo lo que lo apoya está mal por prohibir su uso y su distribución.  Eso tiene que cambiar.


Es difícil tirarse al medio.  Llevo semanas ponderándolo.  Hay consideraciones familiares, profesionales y personales.  Pero no es justo que sienta miedo a expresarme, y  en este momento, sería equivocado no compartir mi testimonio.  Para construir una mejor sociedad, hay que hacer las cosas mejor, hay que empezar por aceptarnos a nosotros mismos y compartirnos con los demás. Sin miedos, sin medias tintas y sin ambages.  Yo creo en la legalización de la marihuana para todos los usos tanto médicos como recreacionales.