Thursday, September 24, 2009

La UPR como catalizador de la Huelga General.


La Universidad, como microcosmos del mundo, es reflejo hoy, de la atmósfera que se respira en Puerto Rico. Todos los sectores universitarios, los trabajadores, los profesores y los estudiantes andan enardecidos con sus reclamos, algunos coyunturales y otros tan históricos como la historia misma de la universidad. El Sindicato de Trabajadores de la Universidad de Puerto Rico y la Hermandad de Empleados Exentos No Docentes, han mostrado su descontento con las políticas antiobreras de la administración universitaria en las pasadas semanas, con manifestaciones de tipo huelgario. Ha sido el incumplimiento de los convenios colectivos y la subcontratación de servicios, que desplaza la mano de obra de los trabajadores de la universidad, lo que ha ocasionado el clima de inestabilidad en la universidad. Por su parte, las encuestas de la Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios (APPU) muestran el descontento de este sector con sus condiciones de trabajo: los edificios enfermos que afectan la salud, la poca seguridad de permanencia en el trabajo y la falta de apoyo a la investigación son algunos de sus reclamos. El estudiantado aun sueña y lucha, por el cumplimiento de sus mismos históricos reclamos: La reforma universitaria, por la verdadera obtención de la autonomía en la institución, y el acceso de todos los puertorriqueños a una educación pública y de excelencia. Ante estas condiciones, los Trabajadores mantienen un voto de huelga, al igual que los profesores, y esperan por el apoyo del estudiantado, que ha de ser manifestado en la Asamblea General de Estudiantes pautada para el lunes, 28 de septiembre.
La situación en el país en general, es similar. Se siente el malestar. Las políticas públicas antiobreras (Ley 7), privatizadoras (Ley de las APP) y anticomunitarias (el inminente desalojo de Villas del Sol y el ataque frontal al Fideicomiso de la Tierra del Caño Martín Peña) del gobierno de turno, han sido solo algunas de las declaraciones de guerra a la sociedad civil, al movimiento obrero, y al pueblo de Puerto Rico en general. El gobierno está consciente de que nos ha declarado la guerra. ¿será coincidencia el que estén considerando la activación de la guardia nacional? Aumentan las conversaciones sobre el descontento en la sobremesa, llegan las cartas de despido a los hogares, y en los sectores más progresistas, que ya se reunían con regularidad, las reuniones aumentan… aumenta la intensidad. Aumenta el reclamo de la sociedad civil, por un nuevo pacto, una forma de gobernar pluralista, y verdaderamente democrática. Porque la democracia no es el partido en el poder, la democracia es la participación, el respeto a las minorías y el gobernar pensando en el bienestar común. La democracia es lo contrario de la soberbia y la prepotencia con que se gobierna. Hoy por hoy, ante la declaración de guerra del gobierno, aún nos sentimos abrumados por la sorpresa: ¿Cómo nos pueden atacar por tantos frentes?
Necesitamos un motor… un catalizador para el proceso que se tiene que dar en el país. Estamos a ley de una huelga en la universidad. Nuestro deber como universitarios debe ser el unir nuestros reclamos al proceso nacional… Apoyar la huelga en la universidad, y hacer lo posible porque se lancen a la calle los demás sindicatos, las comunidades, y demás sectores que han sentido la embestida de la dictadura del Partido Nuevo Progresista. El momento no es ahora, sino que era ayer… es hora de meter mano, porque razones sobran. Puerto Rico se mueve inminentemente hacia la huelga general.
Y tu, te apuntas?

Monday, September 14, 2009

pal entierro de cortijo.


El verso fue proscrito
fue olvidado como las travesuras y las prohibiciones
Que siempre están presentes….
La prosa se pierde
Decretan la censura los tiranos,
Pero la resistencia anda con los libros memorizados.
Y de los árboles en el aura brotaban las hojas escritas…

Y así los niños desenterraron nuestra cultura popular
Rememoraron a cortijo y a maelo,
Supieron que nuestra identidad nacional,
no hay que buscarla en el extranjero.

Se quemaron los discos, se sacaron de circulación los libros,
Se requisaron las banderas azul claro,
Y se quemaron las mujeres en las hogueras inquisidoras.
Pero aún… de una vellonera
Violando todos los códigos de órden público ….
Maelo soneaba, ¡MAQUINOLANDERA!


**dedicado todas las víctimas de la censura... en particular a edgardo rodríguez juliá, quien con su crónica del entierro de Rafael Cortijo, me mantuvo sentado por horas saciando mi sed de acercarme un poquito más a lo que es la cultura popular puertorriqueña.

Thursday, September 10, 2009

desde el vientre de la bestia.


Echar un vistazo allá adentro….
Estremeció mi existencia
Fue un sentimiento de esos
Como del vientre de la bestia

Hoy soñamos con serpientes,
De letras es nuestro mar,
Casos, normas y reglas…
Entre las que hay que nadar.
Desde adentro de la bestia,
Pues… la vamos a alimentar.

No empeñemos la conciencia
Ni las ansias de justicia social...
El derecho nos es innato,
Y la ley limita el actuar.

reflexión 9/10/09


Busco mi inspiración

En la calle, en la canción

De los albores de la historia

Se grita re-evolución.

¿qué es la democracia

Si no, participación?

¿quién nos sometió al mito

De la representación?

Quiero ver manos levantadas

A través de mi nación.


Sobre nuestros hombros descansa

un estado superior evolutivo…

con condiciones objetivas,

que son el caldo de cultivo

no solo para desear el cambio

sino para construírlo….


*abrazo solidario a los compañeros en lucha de la hermandad de empleados exentos no docentes de la universidad de puerto rico.... a construír la huelga general.

Tuesday, September 8, 2009

La Resistencia Anti-esclavista


Según la Convención sobre la Esclavitud firmada en Ginebra el 25 de septiembre de 1926, “la esclavitud es el estado o condición de un individuo sobre el cual se ejercitan los atributos del derecho de propiedad o algunos de ellos” . En otras palabras, se extiende el derecho de la propiedad privada de unos seres humanos sobre otros, convirtiéndose unos en dueños de los otros que a su vez se convierten en víctimas de la trata de esclavos que según la Convención sobre la Esclavitud “comprende todo acto de captura, adquisición o cesión de un individuo para venderle o cambiarle; todo acto de cesión por venta o cambio de un esclavo, adquirido para venderle o cambiarle, y en general todo acto de comercio o de transporte de esclavos”.
Al estudiar el transfondo histórico de la esclavitud podemos trazar patrones de violencia mediante los cuales unos seres humanos pretendían y a veces lograban quitarle a otros por la fuerza lo que les pertenecía. Primero, los esclavizadores le arrebatan a los esclavizados su libertad y éstos luego luchaban por recobrarla. Podemos así identificar dos tipos de violencia, la violencia mediante la cual se sometía la voluntad del esclavizado y la violencia de éste al producirse ésta situación. La violencia del opresor y la violencia del oprimido. No podemos estudiar una sin estudiar la otra.
Utilizamos fragmentos de los convenios internacionales actuales sobre la esclavitud a modo de proveer una definición concreta del concepto, pero tenemos que estar concientes de que la esclavitud ha sido parte de la vida humana desde los inicios de lo que hoy conocemos como la Civilización Occidental. En las grandes civilizaciones de la antiguedad clásica grecolatina “se advierte la anónima existencia de millones de seres humanos sujetos a la esclavitud que fueron los verdaderos artífices de aquellos imperios de los que hoy guardamos memoria” .
Según datos que recogiera el historiador André Bonnard en su libro Civilización Occidental, la esclavitud nace cuando las tribus griegas primitivas decidieron parar de dar muerte a sus prisioneros de batalla para aprovechar su trabajo. Bonnard plantea que la esclavitud nace de la guerra ya que la grecia antigua, la mayoría de los esclavos habían sido antes prisioneros. Existían otras formas de caer en la esclavitud, entre ellas estaba la esclavitud por nacimiento, el hijo de una esclava heredaba tal condición y no pertenecía a su madre sino a su propietario. Otra forma de caer en la esclavitud era por medio de la piratería, sistema mediante el cual empresarios efectuaban redadas en las cuales los apresados eran vendidos en la esclavitud. La última forma de caer en esclavitud era el derecho privado, los deudores podían ser vendidos en capacidad de esclavos y el “pater potestas” daba derecho a los padres a vender a sus hijos. En la Atenas del siglo V A.c. De sus 400,000 habitantes, 200,000 eran esclavos. La mitad de Atenas estaba sometida a la esclavitud.
Las condiciones de vida de los esclavos varíaban de polis en polis pero en la mayoría de estas, la ley no le reconocía su existencia ni su derecho de propiedad y se daba al amo rienda suelta para “corregir” a los esclavos por medio de castigo corporal. En Atenas, la conciencia humanista, puso frenos a los malos tratos que sufrían los esclavos en otros pueblos griegos como en Esparta, donde la cantidad de esclavos era varias veces superior a la cantidad de sus amos, aquí para mantener la obediencia se recurrían a régimenes de terror. En la Grecia Antigua los esclavos eran empleados para trabajar en las minas y en trabajos domésticos.
La resistencia antiesclavista en la Antiguedad griega carece de referencias en las lecturas examinadas, pero Bonnard hace referencia a una fuga masiva de esclavos durante las Guerras del Peloponeso, a finales del siglo V. Aparentemente un grupo de aproximadamente 20,000 esclavos aprovecharon la inestabilidad política producida por la guerra entre Atenas y Esparta para escapar de sus respectivos puestos de trabajo.
Durante los periodos de la República y del Imperio romano, los esclavos eran sometidos a la crudeza del trabajo en la agricultura y durante este periodo se dió la rebelión de Espártaco, que durante tres años durante el siglo I A.c. mantuvo en jaque a los ejércitos romanos. Según cuenta la historia, Espártaco, un esclavo que había militado en el ejército romano pero que había sido reducido a su condición por su deserción de este cuerpo militar, “se ayudó de otros dos esclavos...para huir en dirección al campo junto con setenta más. En su huida se apoderaron de un convoy cargado de armas....y con tal equipaje marcharon a las faldas del Vesubio estableciendo allí su primer campamento” .
Al correrse la voz de lo que había sucedido, otros esclavos y campesinos desposeídos se dieron a la fuga y se integraron en las filas del ejército de Espártaco que comenzaba a ocupar las tierras de los patricios terratenientes, ajusticiando a aquellos que no lograran huír de la rebelión. Las filas de los rebeldes crecían “gracias a la puesta en práctica en el campamento de una politica igualitarista por la que dividía el botín en partes exactas entre todos los miembros de su ejército”. Luego de casi tres años, la rebelión fue sofocada por el ejército romano dejando 60,000 muertos del lado de los esclavos, y 6,000 esclavos crucificados como medida de tortura y de ejecución tomada en contra de los insurrectos.
Luego de la antiguedad clásica grecolatina, sobrevino la Edad Media. Durante este largo periodo de tiempo, el desarrollo de tecnologías en herramientas de trabajo sufrió un estancamiento, Brihuega plantea que “El grado evolutivo de la producción correspondiente a la antiguedad clásica apenas difiere del que hallamos en la Edad de Hierro e incluso en la Edad Media” mientras que Bonnard explica “si la ausencia de medios mecánicos de producción fue una de las causas de la esclavitud, la facilidad de obtener mano de obra servil en cantidad suficiente tuvo por consecuencia que no se procurara desarrollar los inventos mecánicos. Nunca se desarrollaron, pues porque se disponía de esclavos: y viceversa, la falta de máquinas hacía imprescindible mantener la esclavitud”. Esta falta de maquinaria propulsó la explotación del hombre por el hombre en los régimenes de servidumbre feudal durante la Edad Media y durante la esclavitud denuevo, luego del descubrimiento de América.
La esclavitud en América se caracteriza por su naturaleza racial en el sometimiento de indígenas y de esclavos provenientes de Africa. En métodos similares a los utilizados por la piratería en la antiguedad clásica, se organizaban redadas en las cuales los prisioneros eran apresados, encadenados y obligados a caminar largas distancias hasta la costa oeste de Africa, donde eran vendidos como “piezas” de mercancía como si se tratase de objetos. De ahí usualmente eran “encadenados de pies y manos, atados a largas barras de hierros y encerrados en los barcos” que los llevarían a América. Una vez en América eran puestos al mercado denuevo y luego se desempeñarían probablemente en la minería de oro, el cultivo de la caña de azucar o la ganadería.
En las palabras de Francisco Moscoso “las rebeldías fueron incesantes desde el instante mismo de los cautiverios, en los puertos de embarque y en los navíos negreros”. Una vez en América, para Herbert S. Klein a los esclavos no les quedaban muchas opciones: “A quienes eran incapaces de conformarse o de refrenar su individualidad, o tan desafortunados como para no encontrar ninguna autonomía o protección dentro del sistema, les quedaban como salidas la fuga o la rebelión”. En este sentido, basándose en documentación de la época, Francisco Moscoso procede enumerando formas de resistencia desde las más violentas a las más sutiles. Se fundaban comunidades de esclavos fugitivos, se llevaban acabo rebeliones armadas, se creaban santuarios de libertos para dar refugio a fugitivos, se creaban redes de abastecimiento de víveres entre libertos y esclavos, se llevaban acabo protestas pasivas incluyendo fingimientos de enfermedades y huelgas de brazos caídos, homicidios, infanticidios y suicidios, afirmaciones culturales y reivindicaciones de condiciones reformistas estipuladas en ordenanzas.
Los negros cimarrónes son los esclavos fugitivos que salen de el lugar donde se supone que estuvieran para entrar en los centros poblados a hacerse pasar por hombres libres o a adentrarse en los montes o en comunidades de cimarrones. En ocasiones los esclavos aprovechaban desastres naturales como sequías y huracanes que hacían mermar la economía agraria predominante, para rebelarse, para encender los cañaverales en fuego e intentar asesinar a sus amos. Luego de la Revolución de esclavos en Haití de 1791 que culminó en la fundación de la primera República Negra de América, en 1804, se produce un miedo generalizado en los gobiernos esclavistas que aprovechan la “preocupación española por reglamentar la esclavitud para impulsar toda clase de Bandos contra la Raza negra”. El bando más famoso fue el Bando contra la raza africana decretado por el gobernador Juan Prim en 1848 luego de varios intentos de levantamientos entre la comunidad de esclavos.
Guillermo A. Baralt afirma en su libro Esclavos rebeldes que en las conspiraciones y sublevaciones de esclavos en Puerto Rico de 1795 a 1873 era normal que la conspiración fuera delatada y suprimida si no en sus inicios, fácilmente luego de su desarrollo por el gobierno o por los hacendados o ganaderos. En los últimos años luego del último intento de conspiración generalizada en Vega Baja en el año 1848, se hacían más habituales otros métodos de resistencia, como el asesinato del mayordomo o de figuras de autoridad por un grupo de esclavos y el cimarronaje que fue acrecentandeose en la medida en que se acercaba la fecha de la abolición de la esclavitud.
En definitiva, la creación de una polarización de clase tan grave como la creada a consecuencia del sistema esclavista, merecía ir reinvindicandose por todos los medios de resistencia que fueron empleados en su contra. La fuga, tanto individual como en masa, causaba daños contra el sistema esclavista que al fin causaron su debacle luego de cientos de años de opresión desde los albores de la Civilización Occidental. Aunque no nos debemos llamar a engaño sobre la existencia y el predominio de un sistema esclavizador que depende de la compra de la fuerza de trabajo asalariado que aunque en condiciones mejores a las de la esclavitud en muchos sentidos, se asemejan a esos tipos de opresión inhumana.
Aún hay un camino largo que recorrer en la reinvindicación de los derechos del hombre y en la eliminación de los sistemas de explotación en los cuales unos seres humanos se imponen sobre otros sometiendólos a su voluntad. Trabajos más fuertes hacen falta, tomando en consideración que se ha propiciado la esclavitud de pueblos enteros tanto en el nivel individual como en el gubernamental siendo sometidos a deudas individuales y colectivas por medio de bancos internacionales.
¿Acaso el crédito no es una forma moderna de esclavitud, y el trabajo asalariado, una forma de esclavitud más moderna? ¿Acaso no sale mejor el patrono pagandote solamente las horas que te necesita en vez de tener que pagar los costos totales de tu manutención y cuidado médico? Debemos reflexionar sobre estos asuntos y formular respuestas activas para la eliminación de todos estos tipos de dominación económica y de determinismos sociales que someten a la mayoría de los pueblos a la voluntad de los pocos.
También debemos volver, y revisar en nuestras entrañas algunas formas similares a las tratas de negros que se llevan acabo para atravesar nuestras fronteras diariamente, y la explotación que esto conlleva a los llamados “indocumentados” que aún sufren más el peso de la explotación del trabajo asalariado, pagado a sueldos de hambre. Y explorar en nuestra América los vestigios de explotación del trabajo indígena en las siembras de grupos narcoguerrilleros que los someten a un régimen de terror y de esclavitud, siendo pagados con hojas de coca. Deben irse los explotados, al monte como lo hicieran los negros y indios “alzados” en nuestras tierras y bajar de la sierra, victoriosos, dividiendo nuestra tierra en pedazos iguales para cada uno. Deben honrar la justicia de Espártaco.












Obras Citadas.

Baralt, Guillermo A. Esclavos Rebeldes: conspiraciones y sublevaciones de esclavos en Puerto Rico (1795-1873) Río Piedras, P.R.:Ediciones Huracán,1987.
Brihuega Barba, Nicolás. “Las Rebeliones de esclavos en la antiguedad clásica”. Revista Historia y Vida 271 (octubre, 1990), pp. 4-18.
Klein, Herbert S. “Resistencia y rebeliones de esclavos”. La esclavitud Africana en América Latina y el Caribe. Editorial Alianza Americana, 1986, pp. 121-137.
Moscoso, Francisco “Formas de resistencia de los esclavos en Puerto Rico Siglos XVI-XVIII” América Negra 10, 1995, pp.31-44.
Nistal Moret, Benjamín. “Prólogo” Esclavos Prófugos y Cimarrones: Puerto Rico, 1770-1870 Rio Piedras, P.R.:Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1984, PP.5-26.
Naciones Unidas. Convención sobre la esclavitud. Ginebra. Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Bonnard André. “La esclavitud y la condicion de la mujer” Civilizacion Occidental

11 de septiempre: recordemos las “Desapariciones” forzadas, torturas y ejecuciones extrajudiciales durante las Dictaduras Militares de América Latina.


“Pescadores...han encontrado, al recoger la pesca, cadáveres o restos humanos en sus redes.”(Rojas, p.259) De experiencias tan horrorosas como ésta se llenaron las vidas de millones de ciudadanos Latioamericanos cuando durante los años 60, 70 y hasta los 80, los gobiernos que estaban a la cabeza de casi todas las naciones de América recurrieron a la eliminación de toda oposición política por medio de la “desaperición” forzada, la tortura y las ejecuciones extrajudiciales de más de ún millón de personas.

Según algunos documentos de Amnistía Internacional, “Ocurre una 'desaparición' cuando existen motivos para creer que una persona ha sido privada de libertad por agentes del Estado y las autoridades niegan tal privación de libertad, ocultando su paradero y su muerte”. (p. 13) Las ejecuciones extrajudiciales son los homicidios ilegítimos, cometidos por órden del gobierno o con su consentimiento. Al examinar la prueba de que estas practicas han sido llevadas a cabo en gran escala, y en muchas ocasiones en conjunto, entre diversas naciones de América, podríamos proceder a algunas acusaciones que se acerquen más a la magnitud del crimen perpetrado. Cabe la palabra “genocidio” entendida como los actos cometidos con la intención de “destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso , como tal... lo que incluye la matanza de miembros del grupo, causar lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo... ya sea en tiempo de paz o en tiempo de guerra”(p.112).

Las “desapariciones” que usualmente son seguidas por torturas y ejecuciones extrajudiciales no solamente eran condenadas en muchos casos por las propias leyes de los países en que fueron cometidas sino que desde la creación y aprobación de la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” el 10 de diciembre de 1948 fueron declaradas violaciones al derecho internacional. El Artículo 3 de esta declaración asegura que “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”; el Artículo 5 prohibe las torturas proclamando que “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”; por último, en el Artículo 9 se declara que “Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado”(p. 237). Los artículos de la Declaración eran presentados “como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse”; los presidentes y jefes de estado en las naciones en cuestión, se esforzaron por alejarse de ese ideal.

Por la forma violenta y fuertemente armada en que muchos de estos dictadores tomaron el poder y lo mantuvieron, se puede considerar que crearon un ambiente de conflicto armado de carácter nacional, por lo dicho, tendrían que cumplir con el protocolo estipulado en los Convenios de Ginebra, el primero de los cuales fue celebrado el 12 de agosto de 1949. Los cuatro Convenios de Ginebra comparten el Artículo 3 y el Artículo 4. En estos artículos se prohiben los atentados contra la vida y la integridad corporal, especialmente el homicidio; las mutilaciones, los tratos crueles, la tortura y los suplicios; y los atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratos humillantes y degradantes (pp.274-275). Tampoco cumplieron con los Convenios de Ginebra.

En el presente, y en parte por las atrocidades cometidas por los dictadores militares en America Latina y en el mundo entero, el derecho internacional presenta otros documentos esenciales que sirven para el enjuiciamiento de las personas que contribuyen con las prácticas de la “desaparición forzada” y las ejecuciones extrajudiciales. En 1989 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó los “Principios Relativos a una Eficaz Prevención e Investigación de las Ejecuciones Extralegales, Arbitrarias o Sumarias” prohibiendo lo que aquí definimos como ejecuciones extrajudiciales. Y en 1992, el mismo cuerpo de las Naciones Unidas aprobó la “Declaración sobre la protección de todas las personas contra las Desapariciones Forzosas” prohibiendo las acciones que aquí hemos definido como “desapariciones” forzadas.

Las investigaciones hechas sobre los hechos ocurridos por América Latina durante en las postrimerías del Siglo XX pueden llevarnos al horror por el morbo involucrado en las prácticas que llevaban a cabo agentes gubernamentales. Sobre todo, por las similitudes en los métodos y razones utilizadas para llevar acabo las “desapariciones” forzadas, torturas y ejecuciones extrajudiciales durante las dictaduras militares en América Latina podríamos inferir que éstas estaban vinculadas entre sí por su deseo de crear una hegemonía capitalista por medio del genocidio de los grupos de oposición a dicho sistema y a los gobiernos que lo propulsaban.

Por lo extenso del tema, al tratarse de muchos gobiernos que incurrieron en las mencionadas violaciones a los derechos humanos, escogeremos los que nos parecieron más crueles en sus acciones. Estudiaremos los casos de la dictadura de Augusto Pinochet en Chile vinculada con la dictadura de Juan Domingo Perón en Argentina por su participación en la llamada “Operación Cóndor”. El “Operativo Cóndor” es el “nombre en clave para la recolección, intercambio y almacenamiento de información secreta relativa a los denominados 'izquierdistas', comunistas y marxistas, que se estableció... entre los servicios de inteligencia en América del Sur, con el fin de eliminar las actividades terroristas marxistas en la región” y en otras partes del mundo(Boccia, p.156). Estudiaremos el caso de la dictadura familiar de los Somoza en Nicaragua y la de Rafael Leonidas Trujillo en la República Dominicana.

A cada dictador daremos un capítulo y luego englobaremos las similitudes de sus atrocidades en una conclusión que demostrará el carácter de complicidad entre los gobiernos nacionales y la sincronización en sus esfuerzos por crear una hegemonía capitalista por medio del genocidio.

Consideraremos el contexto histórico en el cual fue cometido el genocidio en cada país. El acenso al poder de los dictadores militares es prueba de su mando ilegítimo sobre el pueblo y esto a su vez pudo servirles de causa para mantener al pueblo apaciguado por medio de los actos de horror. También estudiaremos algunas de las agencias de gobierno que llevaron a la práctica la “desaparición” forzada, la tortura y los homicidios extrajudiciales que desenbocaron en el genocidio.

El 11 de septiembre de 1973 fue el día del golpe de estado que propinaran las Fuerzas Armadas de Chile al gobierno, constitucional y democráticamente electo, de Salvador Allende. Su programa anti-imperialista por medio del desarrollo del capitalismo de Estado a expensas de los intereses de sectores empresariales norteamericanos y de la oligarquía chilena, le trajo problemas con los sectores empresariales. “...todos los empresarios privados del país, la mayoría de los profesionales y un pequeño grupo de empleados se declararon en paro indefinido” mientras “Obreros, campesinos y empleados, reforzados por los estudiantes salieron a combatir el paro patronal” trabajando(Rojas, pp.154-155).

Resultaba que mientras los sectores minoritarios de las clases dominantes, “apoyados por la CIA (Acencia Central de Inteligencia)norteamericana”(Rojas, p.154), trataban de paralizar el país para llevar al país a una crisis de tal magnitud que obligaría al Presidente Allende a renunciar, “centenares de miles de obreros, campesinos, empleados y estudiantes se organizaron por su cuenta... para 'seguir adelante' en la lucha por destruir el poder económico, político y social del imperialismo norteamericano y la oligarquía chilena”. Al ver que Allende no cedía ante las presiones económicas, las Fuerzas Armadas de Chile junto con la CIA, decidieron que era prudente dar un golpe de estado.

Las Fuerzas Armadas habían sido adiestradas, preparadas, financiadas e influidas por las fuerzas armadas norteamericanas desde el 1952 cuando el entonces presidente firmara el Pacto de Ayuda Mutua con Estados Unidos(Rojas, p.18). Tanto el Ejército como la Fuerza Aerea, la Marina y los Carabineros, tenían su Servicio de Inteligencia que ayudaría a planificar lo que llegaron a conocer como los objetivos “alfa uno” y “beta uno”. El “alfa uno” era el cerco, ataque y toma del Palacio de la Moneda, con el propósitio de hacer prisionero a Salvador Allende y preparar después su 'suicidio' osea su asesinato para desmoralizar los focos de resistencia en el país(Rojas, p.13). El objetivo “alfa uno” constituía un claro homicidio extrajudicial pero nos concierne principalmente el objetivo “beta uno”.

El objetivo “beta uno” sería llevado a cabo por “comandos mixtos militares-organizaciones civiles fascistas” como la organización “Patria y Libertad”. El plan era eliminar a la oposición política. Habían dos listas en las cuales figuraban los 'extremistas', 'políticos de izquierda', 'periodistas marxistas', 'agentes del comunismo internacional' y los miembros destacados de las organizaciones vecinales, comunales, sindicales o nacionales. Además se pidió ayuda al Penágono para que se le proporcionaran al Ejército chileno las listas de la Agencia Central de Inteligencia de los chilenos vinculados con los países socialistas. Las personas no conocidas publicamente figuraban en las listas como 'motores del marxismo' y los que eran conocidos publicamente eran considerados como los 'dirigentes del marxismo'. Estas listas “eran muy detalladas: nombre, domicilio, edad, profesión, estado civil y amigos personales más cercanos (entre dos y cinco nombres generalmente)”(Roajs, P.231). La primera lista era de 20,000 nombres mientras que la segunda no pasaba de 3,000.

“Nosotros somos los cirujanos del país. Cuando un enfermo tiene cáncer en una pierna, se le extirpa y se salva el paciente. Nosotros estamos extirpando el marxismo... Estamos haciendo una operación quiruúrgica... Nuestra labor es humanitaria”(Rojas, p.247).

Bajo esta premisa se dió el apresamiento masivo, la instalación de lugares de torturas y de campos de concentración para los detenidos. Los arrestos se producían en los lugares de trabajo, en los barrios, en las universidades y las escuelas. En la mayoría de los casos, los arrestos eran negados a los familiares y se producían así las “desapariciones”. Conste que esta palabra es utilizada entre comillas ya que se da por sentado que la gente no “desaparece” sino que alguien conoce su paradero y lo oculta.

La ocupación militar de los principales barrios civiles de Santiago se dió con la excusa de que las organizaciones civiles que comenzaban a tomar forma bajo el gobierno de Allende planificaban llevar acabo una insurrección armada dando una especie de 'autogolpe' al gobierno. Cuando los elementos militares chilenos realizaban los allanamientos en las universidades y sitios de trabajo, “exhibían como 'armas encontradas': Largos listones de madera, cascos de obreros de construcción... y herramientas de trabajo personales, calíficandolos de 'objetos contundentes'” (Rojas, p.189).

Los estadios deportivos se habilitaron como campos de concentración para los detenidos. Allí muchos chilenos aseguran que los “torturadores militares, graduados en la escuela de las Américas en la Zona del Canal” sometían a los presos a tratos crueles antes, durante y después de los interrogatorios en los cuales los oficiales insistían en preguntar “en donde están las armas”. Comenzaron a aparecer decenas de cadáveres de hombres, mujeres y niños “sin cabella, degolladas, con las manos atadas a la espalda”, a veces “estaban con las uñas arrancadas, las piernas quebradas o los testículos reventados...con los ojos quemados, al parecer con colillas de cigarrillos”.

Según relata Robinson Rojas en su libro Estos mataron a Allende: Reportaje a la masacre de un pueblo “otra forma de tortura habitual practicada por los oficiales de los Servicios de Inteligencia militar... era el apagar cigarrillos encendidos en el ano de la víctima; así como la aplicación de corriente eléctrica en los oídos, ano y testículos”(p. 259). Las mujeres eran desnudadas y los oficiales se las “manoseaban” y les aplicaban electricidad en la boca, manos, pezones, vagina y a veces les desparramaban agua sobre el cuerpo para que el dolor fuera mas intenso. Hubo violaciones grupales e individuales en las cuales los oficiales las insultaban y les decían cosas como “muévete puta marxista” (p.262). La tortura era tanto física como sicológica en la degradación por medio de insultos y epítetos.

A veces, cuando la tortura era muy intensa, las víctimas fallecían, muchos morían siendo agolpeados convirtiendose la tortura en homicidio extrajudicial. O sencillamente se cometía el homicidio. En algunos casos “los fusilados habían sido condenados pocos días antes a reclusión carcelaria”. En ocasiones llevaban a los presos en barcos de transporte y el barco “Salía...en la noche hasta alta mar y fusilaban en cubierta. Luego tiraban los cadáveres por la borda tras abrirles el pecho con bayoneta 'para que no floten los conchas de su madre'” (p.259). Así se daba el caso de que los “desaparecidos” nunca aparecieran. Estas atrocidades ocurrieron bajo el encubrimiento del gobierno chileno y quienes las llevaron acabo lo hicieron con impunidad. Al día de hoy, el jefe de la Junta Militar que gobernó luego del golpe a Allende, Augusto Pinochet conservó su impunidad al enfrentar las acusaciones por crímenes de genocidio en la corte, y murió de viejo en su cama de seda.

Según Pedro Joaquín Chamorro nos explica en su relato personal, Estirpe Sangrienta: Los Somoza la carrera política de Anastasio Somoza “fue hija de la ocupación norteamericana en Nicaragua. Los interventores crearon un ejército eficiente y fuerte, y al cabo de su misión, lo dejaron a él como hombre fuerte dentro del ejército” (p. 58). En 1934 ordenó matar a Augusto César Sandino, luchador nicaraguense en contra de la ocupación norteamericana. En 1936 tomó el poder, que perpetuó mediante cambios a la constitución y fraudes electorales. Aparentemente se llevaba a cabo la práctica de “invertir las cifras, o de contar los votos sin examinar el nombre del candidato que aparecía en ellos”(p.59).

Como en todos los países latinoamericanos bajo el control de dictaduras militares, se aparentaba ser una democracia. La democracia de los Somoza tenía carácter dinástico ya que sus familiares más cercanos ocupaban los altos puestos de gobierno y sus hijos figuraban como sucesores en el poder. En 1956 “un muchacho llamado Rigoberto López Pérez había dado cuatro balazos al general Somoza” (p. 32) hiriéndolo de muerte. Aparentemente Anastasio Somoza había creado una lista de todos los opositores que tendrían que pagar con su vida, si llegaba a verificarse un atentado contra su vida (p.36).

La cacería humana sería llevada acabo por la Guardia Nacional que junto con la Oficina de Seguridad fueron “entrenadas por la Infantería de Marina de los Estados Unidos, mientras esta última ocupaba militarmente el país”(p.34) y escuelas militares norteamericanas como West Point. Antes del amanecer estaba detenido “medio Managua”. Los detenidos eran llevados a lo que llamaban el “cuarto de costura” donde eran sometidos a interrogatorios severos. Cuando el interrogado no hablaba era desnudado totalmente, era golpeado en todas partes del cuerpo, eran sometidos a “ejercicios físicos hasta un límite de agotamiento total”, eran aplicados “contra los ojos focos luminosos” que quemaban las pupilas, la piel y causaban dolores de cabeza inimaginables.

El autor explica como al despertar se daba cuenta una mañana que “donde mis fatigados ojos se estaban despertando.. era un jardín zoológico en donde había hombres encerrados en jaulas junto con fieras” (p.86). El efecto sicológico de terror que esto causa en la mente de cualquiera que lea esto, contrasta drásticamente con la forma casual en que los hijos y nietos del dictador muerto se paseaban por enfrente de las jaulas. Otras formas de tortura eran el pozo en cual eran sumergidos los interrogados hasta casi el punto de la asfixia para “refrescar su mente” y hacerlos hablar tanto lo que sabían como lo que se inventaban y la típica aplicación de electricidad en puntos estratégicos del cuerpo.

A veces estos tratos crueles desembocaban en la muerte de las víctimas. Según Chamorro, “ir a la Corte representaba un gran alivio, porque era lo mismo que salir a la luz, que entrar al mundo de los vivos”, y asegura que aunque existen excepciones, “una vez los prisioneros de los Somoza son llevados ante una Corte ya han salvado la vida” (p.115-116). En este caso se dibuja una línea clara en la cual una vez el prisionero es llevado ante la justicia, su vida es salvaguardada pero ántes de llevarse a cabo el proceso de ley, está expuesto diariamente a convertirse en otro número más en la lista de homicidios extrajudiciales.

Como en la mayoría de los casos de torturas y ejecuciones políticas en las dictaduras de Latinoamericanas, los crímenes fueron encubiertos por el gobierno. A veces se daba la excusa del suicidio de las víctimas o de asesinato bajo otras condicioines. Los que llevaron acabo el genocidio de la oposición política, lo hicieron con aparente impunidad. Tanto los partidos de oposición de derecha como los de izquierda sufrieron la persecusión gubernamental. Se trataba de crear una hegemonía de la familia Somoza y proteger la propiedad privada de ésta familia, que en este caso, era el Estado de Nicaragua.

Rafael Leónidas Trujillo fue presidente en la República Dominicana y en un momento “llegó a dominar todo el país...como una finca privada” (Peña, p. 39). Según Victor A. Peña, Trujillo obtuvo el poder por medio del engaño. Siendo la principal figura militar del país a principios de 1930 surgió un “levantamiento” en Santiago y los “rebeldes” avanzaron hacia la capital forzando la renuncia del entonces presidente. El “levantamiento” era una farsa de Trujillo, quien luego figuró como único candidato a la presidencia en las elecciones (Peña, p.47-48).

El Servicio de Inteligencia Militar fue el organismo represivo del gobierno de Trujillo. Este organismo preparaba ficheros confidenciales “con los nombres, direcciones, y un breve historial de todos los 'enemigos'” (Peña, p.109), también “se le encomendaba 'la eliminación' de los que eran considerados enemigos y, además... podía matar impunemente” (Peña, p.113). Los jefes de esta agencia eran usualmente graduados de la Academia Militar de West Point en los Estados Unidos. Aunque legalmente “no existía la pena de muerte en la República Dominicana... se aplicaba... luego la víctima aparecía como suicida, víctima de un accidente, o simplemente no aparecía...”(Peña, p.20).

El 14 de junio de 1959, se produjo una invasión al territorio dominicano por guerrilleros que eran apoyados por los gobiernos de Cuba y Venezuela. Luego de ser detenida la invasión y fusilados los invasores, la ola de represión sería volcada sobre el pueblo dominicano que se organizaba a nivel nacional bajo el nombre “Movimiento 14 de Junio” (Peña, p.262). Según cuenta Victor A. Peña en su libro Historia oculta de un dictador: Trujillo, cuando los sospechosos eran detenidos, ya estaban condenados. “...no los he llamado 'acusados'. Ni siquiera puedo llamarlos 'los interrogados'. Cuando llegaban hasta allí, ya estaban condenados. Salir vivo era pura casualidad” (p. 264).

Los detenidos eran sometidos a torturas. Aguardaban desnudos y eran golpeados con palos. Cuenta el autor que “algún cobarde, pretendiendo eludir su dosis de tortura, se tornaba en cooperador con sus verdugos, llegando al extremo de prestarse para torturar a sus propios compañeros” (p. 271). Se atacaba la integridad moral de los detenidos:

“El Coronel, quizás para satisfacer sus torcidos impulsos homosexuales contrató un homosexual para obligar a muchos de los presos a adoptar posturas homosexuales, estando desnudos, tomándosele fotografías en ese instante. Estas fotos servirán luego, cuando se les pusiera en libertad, para chantajearlos, amenazando con distribuir copias de las fotografías entre novias, esposas, padres, madres, hermanos y relacionados”(p.274).

Los métodos de tortura medieval y de tortura moderana que se aplicaban daban resultado y la “lista de implicados” iba en aumento constante. Ante la presencia de una silla eléctrica y de un paredón de fusilamiento que acabaron con la vida de cientos de dominicanos disidentes del régimen de Trujillo, era difícil mantener el silencio.

El Servicio de Inteligencia Militar utilizaba “tácticas comunistas para combatir el comunismo con sus propias armas”. En el trato a los miembros del Movimiento 14 de Junio se siguió la lógica de que “o se aplasta la conspiración o ellos nos aplastarán sin piedad”. Según Peña, Trujillo “Ofreció el ejemplo de Cuba, donde casi toda la oficialidad fue llevada al paredón por los seguidores del Movimiento 26 de Julio de Fidel castro. Este era el movimiento que los del 14 de Junio estan copiando...”(p.266).

Trujillo se decía ser “el archi rival del comunismo”. Le bastaba decir que alguien era “comunista” para ordenar su eliminación. Tal fue el caso de las hermanas Mirabal. Luego de haber rechazado acercamientos de parte del “Generalísimo” (como se hacía llamar Trujillo), Minerva Mirabal, junto con su hermana, su esposo y el resto de su familia fueron víctimas de la más fiera persecusión. Las hermanas Mirabal “fueron muertas a palos... Sus cadáveres fueron colocados en el 'Jeep' y el vehículo fue despeñado por un precipicio cercano... Se simulaba un accidente automovilístico fatal, sin sobrevivientes” (p. 291). De esta forma se continuaba con el patrón de encubrimiento de los asesinatos extrajudiciales por parte de los gobiernos militares Latinoamericanos.

A parte de los esfuerzos oficiales coordinados entre los gobiernos militares en América Latina para lograr la eliminación de la oposición política como lo fue el Operativo Cóndor, se puede trazar un patrón de acción similar en la forma de proceder de las dictaduras militares ante los grupos de oposición. Por las similitudes en los métodos y razones utilizadas para llevar acabo las “desapariciones” forzadas, torturas y ejecuciones judiciales durante las dictaduras militares en América Latina podríamos pensar que éstas estaban vinculadas entre sí por su deseo de crear una hegemonía capitalista por medio del genocidio de los grupos de oposición a dicho sistema. Siguen los razgos comúnes que comparten muchos de los gobiernos militares en su quehacer político.

Fueron creados organismos de inteligencia como los Servicios de Inteligencia Militar en Chile y República Dominicana y la Oficina de Seguridad con el fin de recopilar información sobre los disidentes políticos. Los oficiales de estos servicios de inteligencia usualmente eran adiestrados en la Escuela de las Américas en la zona del Canal de Panamá, o en la Academia militar de West Point en los Estados Unidos, ambos centros de adiestramiento son administrados por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Obviamente en estos lugares, los oficiales eran educados en las doctrinas anti-comunistas que luego les servirían en su misión de reprimir a las personas que profesaran las ideas comunistas.

Los servicios de inteligencia en los diferentes países redactaban listas, donde figuraban los nombres de los “enemigos” del gobierno que debían ser velados o detenidos. Cuando un disidente es detenido ilegalmente, osea sin órden de algún tribunal, y las agencias que lo privan de su libertad, niegan la detención, se produce lo que llamamos una “desaparición” forzada. El detenido es usualmente llevado hacia un lugar de detención clandestino en donde es sometido a interrogatorios que son acompañados de torturas.

Los torturadores llevan acabo su práctica en formas físicas tanto como sicológicas. Aparentemente la desnudez es el primer paso. El obligar al detenido a quitarse la ropa tiene un claro efecto sicológico, se le causa a la víctima un sentimiento de vulnerabilidad. Los detenidos son insultados, así se causa daños al autoestima de los sujetos. De la agresión sicológica usualmente se pasa a la agresión física, que incluye desde el empleo de los golpes hasta la violación. Al parecer una de las formas más populares de tortura es la aplicación de la electricidad.

Son miles los casos de personas que murieron durante las torturas, por asfixia, por los golpes y hasta de ataques cardiacos. Son más aún los que mueren baleados sencillamente. Usualmente las “desapariciones” forzadas terminan siendo homicidios extrajudiciales ya que para los dictadores, el silencio es asegurado mejor por el homicidio que por la tortura o el encierro.

Al negar el conocimiento sobre el paradero de un “desaparecido”, el gobierno ya no tiene que dar más explicación sobre el caso. Probablemente la mayoría de los casos de “desapariciones” forzadas son también el encubrimiento gubernamental de casos de homicidio. La actitud encubridora del gobierno ante las ejecuciones extrajudiciales hace casi imposible el cálculo exacto de la cantidad de personas que fueron víctimas del gobierno pero podemos estar seguros de que la cifra ronda los cientos de miles de opositores políticos asesinados o “desaparecidos”. El encubrimiento gubernamental también hace posible la impunidad de quienes cometen los crímenes. Al estas personas no ser procesadas debidamente, se crea una sed de justicia en el pueblo que sufre los efectos del genocidio y que hace difícil el sanar las heridas de éste.

Son numerosas las coincidencias en las prácticas ilícitas llevadas acabo en numerosos países de América Latina durante el tiempo en que las dictaduras militares encabezaran los gobiernos. También fueron similares las razones dadas para llevar acabo las “desapariciones” forzadas, las torturas y las ejecuciones extrajudiciales. Se trataba de perpetuarse en el poder a expensas del pueblo que, sin duda, se organizaba y efectuaba reclamos de justicia social y de derechos civiles. Resultaba esencial, para perpetuar el poder, recurrir al miedo. Que el pueblo no se rebelara por miedo. Así se hacían cada vez más notorias las historias de las torturas y de la violencia inclemente del gobierno.

En considerar la naturaleza de las “desapariciones” forzadas, las torturas y las ejecuciones extrajudiciales ocurridas en América Latina durante el tiempo de las dictaduras militares y al notar que estas prácticas fueron llevadas a cabo con el fin de destruir, total o parcialmente, a los sectores más progresistas y los cuadros políticos de izquierda más desarrollados de su tiempo y espacio podemos deducir que los gobiernos militares recurrieron al genocidio para crear un ambiente de dominación política y de hegemonía del sistema económico capitalista, que perdura hasta hoy en día. Decadas después, y sin obviar las atrocidades que se cometen en el presente en diferentes partes del mundo, podemos decir que en América Latina se aleja de la larga noche en que fue sumida y que brillan los primeros destellos del ALBA (alternativa bolivariana para las américas).

Obras Citadas

Amnistía Internacional. Desapariciones forzadas y homicidios políticos: La crisis de los derechos humanos en los noventa. Manual para la acción. Madrid: Cosmoprint. 1994.

Boccia, Paz, et al,”Carta del comandante de la DINA, general Manuel Contreras, al jefe de estado mayo paraguayo, general Benito Guanes Serrano”.Archivos Paraguayos, Archivador 245, p. 156. 1977.

Chamorro, Pedro Joaquín. Estirpe sangrienta: Los Somoza. Mexico: Diógenes. 1957.

Peña Rivera, Victor A. Historia oculta de un dictador: Trujillo. Madrid: Mateu Cromo. 1977.

Rojas, Robinson. Estos mataron a Allende: Reportaje a la masacre de un pueblo. Barcelona: Ediciones Martínez Roca. 1974.