Recuerdo cuando mi madre de niño me llevó
a ver a Marcel Marceau al Centro de Bellas Artes. Marcel decía que la pantomima era el arte del
silencio. Era increíble todo lo que
podía decir y representar, sin decir tan siquiera una palabra. En un país lleno de demagogia, a veces el
silencio dice más que miles de políticos twiteando y haciendo conferencias de
prensa.
La verdad, es que llevo desde el jueves
pensando en el silencio. Desde que María
del Lourdes dijo que todo era una pantomima, en la oficina no pongo música y
salgo en silencio y a toda prisa del tribunal. En el pasillo están los camarógrafos, la sala
de Casellas está llena.
Es un derecho constitucional de los
acusados, el que no se comente su silencio.
Se comenta que el Honorable Juez Casellas le dijo a su hijo en la escena del
crimen: “ni una palabra más”. Yo le hubiera dicho lo mismo. Pero esta
semana Pablo Casellas habló a la prensa, a su salida de la sala en el Centro
Judicial de Bayamón.
Dijo algo con lo que tengo que
concurrir. Esta semana “estuvo fuerte”.
Los analistas decían que había roto el
silencio para mostrar su humanidad, como estrategia de litigio, tu sabes. Si te duele, demuéstralo, di algo, demuestra
que eres sensible. Los jurados ven
televisión.
Y sí, en juicio y fuera del juicio,
callar o no callar puede incidir en que uno se vea para el público como una
persona más o menos sensible a cualquier coyuntura. De hecho, uno podría defender el derecho de un
actor político a hacer silencio, como una posición de neutralidad ante los
asuntos públicos. Pero es que la neutralidad, en una situación tan evidente de
desproporción de fuerzas, no existe. La
neutralidad es apoyar a la parte privilegiada en la relación de poder.
En política no hay derecho a no auto-incriminarse,
ni hay quinta enmienda. Callar o no
callar sobre los asuntos públicos hace la diferencia. Y lo mejor de todo, es
que podemos comentar el silencio de nuestrxs actores y actoras políticas,
cívicas y sociales. El tema de la mal
llamada reforma del Sistema de Retiro de Maestros pone de manifiesto el poder
del silencio.
Ayer me daba una medalla en el 24 de la Roosevelt,
y comentábamos el silencio de Carmen Yulín.
¿Tenía que expresarse? Me preguntaban.
Pues no, en realidad. Pero tampoco tenía que expresarse en contra de la
legalización de la marihuana, tampoco tenía que expresarse sobre Sanchez
Betances, ni sobre Abey Charrón, ni sobre el Aeropuerto (recordemos que se
opuso a la privatización pero no asistió a ningún piquete- esto nos apunta a
que hay niveles y niveles de silencio, pero no nos compliquemos). En todas estas ocasiones, sobre todos estos
asuntos que no podría tocar ni con vara larga desde la poltrona municipal,
opinó. ¿Por qué calla ahora, sobre este
asunto tan importante? Su silencio la
delata, dirían por ahí.
Su silencio la hace cómplice del
chanchulleo de su partido en el Capitolio y en Fortaleza. Tan cerquita que está
de ambos. Más claro no puede estar. Luego de apropiarse del lenguaje de la
izquierda progresista, de la democracia participativa y otros conceptos que
suenan lindos y huelen a progreso, hace silencio cuando su partido engaña al
magisterio y les clava reformas importantes a la trágala en un fin de semana de
diciembre. Se llenaba la boca de que
estuvo en la huelga de estudiantes y que apoyaba las causas justas, que si la
democracia, bla bla bla bla bla. Pasó
por la huelga, yo la ví. Evidentemente
no aprendió nada. Su silencio desde el
miércoles le hace cómplice de la falta de democracia (el aspecto procesal del
asunto que es deplorable por demás) y de el desmantelamiento del concepto de
los derechos adquiridos y del SRM (el asunto de fondo). De seguro Yulín aprendió de Marcel a decir
tanto, sin decir nada.
Otro silencio interesante que tenemos que
comentar, es el de el Ilustre Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto
Rico. Este silencio me toca de
cerca. En el pasado, el Colegio se
movía, movilizaba abogados y abogadas para que fueran observadores de
manifestaciones. Hacían expresiones
públicas en contra de proyectos de ley que atentaran sobre los derechos
adquiridos de los trabajadores y las trabajadoras. Se expresaban a favor de medidas de avanzada,
sobre los derechos de la comunidad LGBTTIQ y demás asuntos de interés. Del miércoles para acá, el Colegio no ha
dicho nada. Cero declaraciones por
facebook (coño ni por facebook).
Promocionan la fiesta de navidad y la venta de las serigrafías del mural
del Colegio, reseñan el retiro de los jueces, pero sobre el retiro de maestros,
nada.
Han minado aun más para todos los efectos
prácticos el significado de “derechos adquiridos”, y el Colegio de Abogados y
Abogadas, ni pío. Entiendo que Ana Irma Rivera Lassen venga con un mandato de
la Asamblea que la faculta a buscar que pase la ley de la Colegiación
compulsoria. Entiendo que la consecución
del mandato de la Asamblea podría verse afectado por sus expresiones, y los de
la ilustre institución a la que me uní con ilusión al poco tiempo de juramentar
como letrado. El silencio hace al
Colegio de Abogados y Abogadas un cómplice del macaneo, y de todos los
atropellos tanto procesales como de fondo, de los cuales todxs hemos sido testigos
desde el miércoles. Por dios, que no
quiero la serigrafía, ni quiero irme de fiesta.
Si estoy con mi colegio siempre, es porque quiero que mi colegio esté
con el pueblo, SIEMPRE. En esta coyuntura, al callar, el Colegio se puso del
lado del poder y es una pena. Lo tomaré
en cuenta al evaluar si renuevo mi membresía.
Entonces está siempre la gente que habla
de más. Es increíble como quienes
callaron mientas echaban a más de 20,000 empleados públicos a la calle, y
quienes aplaudieron mientras los neoliberales se servían con la cuchara grande
y echaban a la basura los derechos adquiridos de los empleados públicos, ahora
pongan el grito en el cielo por este asunto.
De todo corazón, si pedías que el Teniente Bahr cogiera por el cuello a
lxs manifestantes en la Avenida Constitución, y ahora te indignas porque el
Teniente Bahr esté en primera fila contra los manifestantes en el Capitolio,
eres parte del problema. Es de todxs
sabido que este asunto estaba por verse. Fue tema de campaña. Los dos partidos se pasan problemas así, como
la papa caliente. Se ceden problemas
políticos para tener oportunidades al plato más adelante. A esos bocones, se les ve la costura. Si eres unx republicanx de la escuela de
chicago, no me vengas con esta guasa monga y respétate a ti mismo. Así te respetaremos más.
Lxs que estamos claros, en coyunturas
como ésta, no podemos perder la oportunidad de gritar. Si nos cierran puertas que se supone estén
abiertas, no podemos poder la oportunidad de forzarlas. Hay que moverse, porque
el silencio y el inmovilismo, camaradas, dice más que mil palabras.