"Esta gente me quiere hacer un casa-jacking". Decía la señora mientras explicaba las etapas tempranas de un proyecto de gentrificación en la barriada Vietnam.
Thursday, July 31, 2014
#ilivewhereyouvacation
Entre escombros escriben su historia lxs vencidxs. Y lxs que quedamos, vamos arañando lo que se puede, de entre miles de papeles quemados, sueños mojados y teorías de conspiración.
Todo perdido, menos la memoria. Y el recuerdo del fuego. Y los pedazos de los papeles, por supuesto.
Curioso asunto, la memoria. Y sus profundidades y las maneras de anestesiarla. Porque Gallego decía que la piel no olvida y añado que hay que rascarse hasta rasgarse, pa que nos duela otra cosa.
Curioso como las inquietudes se convierten en dudas y algunas respuestas en convicciones y realidades que no palidecen ni aunque las hundas bajo el Lago Caonillas.
Las cosas que salen a relucir en momentos de sequía. La gente se siente incomoda cuando se da cuenta que el lago no siempre fue lago. Aunque nunca quisieron saber de dónde salían las burbujas.
En la extensión territorial del archipiélago caben 25.1071429 Gazas y Shujayea arde al amanecer. No hay agua para apagar el fuego. Acá todo recuerda al 94 y no llueve hace un lustro. Al menos no lo suficiente. La guerra es de baja intensidad y es entre nosotrxs mismos. Una manera más fina de exterminio. Guantes de seda. La semana que entra empieza el racionamiento. También empiezan las clases, mientras una masa de sionistas canta “Mañana no hay escuela, ya no quedan niños en Gaza”.
Yo vivo donde vacacionas. Porque hay maneras complejas de joderse sin que te caigan aviones o proyectiles sobre la cabeza mientras correteas o haces castillos a la orilla. Porque hay muchos Puerto Ricos. Porque la patria es valor y sacrificio ™ pero también es tropicaleo, olvido y joda, y para muchxs- todo a la vez.
La gente se va, y vienen. Antes dábamos manos, caña y puntadas para la economía de la metrópoli, y ahora damos pastillas y cerebros, porque eso es lo que hay. La fuga de cerebros y el privilegio que percibes son producto de la putrefacción del capitalismo colonial que llevamos capsuliando por más de cinco siglos. No veo propuesta de abrir las ventanas a alternativas radicales y emancipadoras.
Lo que sientes y te sofoca, se llama calor. Y es histórico por estas latitudes. El calentamiento, también es global. Hasta el Neverland™ de la estadidad, la quimera del ELA Mejorado, o el vivir mejor del exilio, cómprate un abanico e intenta reconstruir lo que queda de los papeles.
Friday, April 4, 2014
40 acres y una mula en el Aula Magna.
Ella era la única mujer negra en el aula magna de la Escuela de Derecho, a parte de la moderadora. No era de allí. No sé de que facultad era, pero tenía espejuelitos. Hablaba sobre el acceso a la educación. Intentaba desmentirlo todo. La narrativa del privilegio, del doble subsidio, de la desigualdad, la sociedad de clases y la manera de remediarla. En la escuela de derecho los negros nos conocíamos, porque nos podíamos contar con los dedos de las manos. Igual me sentía en Cupeyville. Pero el debate está bueno. Y siempre podemos mentirnos y pensarnos iguales. Afortunadamente acá la mayor parte de lxs compañerxs llegamos a un consenso, partiendo de la premisa de la desigualdad. El consenso es que se necesita un ajuste. ¿En la Universidad? ¿En las planillas? ¿En el código de comercio? Podemos discutirlo por horas. Pero se me queda lo insólito. No parecía formar parte del consenso, mi compañera de los espejuelos. ¿cómo es que mi compañera no reconoce el privilegio, la sociedad de clases? Para mí está claro, and don't get me started on the racial issue. Ok, que se joda. Hay que decirlo. La línea de clase atraviesa la línea de la raza y ya en este punto, se me hace imposible no pensar que nos deben. Que no podemos pensar en igualdad, hasta que nos cuadren la caja. 40 acres y una mula. 400+ años de trabajo no remunerado producen un capital que no desaparece en un día. Los paseos, los cupeyvilles, san ignacios, maristas, san josés, cpns, baldwin, torrimar, garden hills, you name it, todo el andamiaje de ventajas y privilegios se construye sobre el trabajo no remunerado de nuestros antepasados- todo era plusvalor, entonces. Sí. Nos deben. Y las deudas se pagan con intereses. Y no, no es justo que no paguen. Podemos hablar de las excepciones, y extrapolarlas a la generalidad. El sistema se alimenta de las excepciones. Y hablando de excepciones, pienso en una compañera de clases en Cupeyville. Orgullosamente negra. Llegó su viejo en un Jaguar, también negro, a buscarla a las 2:30 p.m. Escucho una voz que se percola entre las palmeras chiquitas de enfrente del colegio: "qué raro es ver a un negro montao en un jaguar". Y entonces, aun de chamaquito, no sabía qué estaba más jodío. Lo polítically incorrect del comentario, o el hecho de que es verdad. El comentario tenía toda la inocencia de un niño de sexto grado que las canta como las ve. Nunca se me olvida. Y es triste. La sociedad de hoy es el producto de una acumulación exponencial de desposesiones. Si mi compañera de los espejuelos no lo ve. Necesita tres cosas: un libro de historia, un espejo, y tal vez un poco más de aumento en los lentes.
Tuesday, March 25, 2014
Encandilar.
32
En tiempos como estos
es bueno tener la tierra así
un pastizal seco
para el fuego.
En tiempos como estos
es bueno tener la tierra así
un pastizal seco
para el fuego.
-Xavier
Valcárcel
He sembrado en el huerto,
de las clandestinidades
semillas viejas del futuro
ya tostadas de esperar.
Vamos pa encima- saltando muros,
a darle fuego al cañaveral
mil transgresiones y perversiones
en que te quiero adentrar.
Bahía clara, faro, arenal
quiero perderme en tu litoral
y en el instante más discreto
incendiar toda la ciudad.
Wednesday, January 22, 2014
Apuntes sobre las Fiestas de la Calle San Sebastián 2014.
El fin de semana antes de las
fiestas de la calle san sebastián, participé de una actividad en la plaza de
armas. Era un mercado artesanal
incipiente. Exponiendo allí, conocí a
Rafa. Rafa es residente de Puerta de
Tierra. Se gana la vida vendiendo algodones. Los vende a 3$. Se gana 90 centavos por algodón. Es un buen tipo, lo ví perder su margen de
ganancia ante la mirada deseosa de niños y niñas cuyos padres insistían en que
un algodón no podía costar más de 1$.
Hablamos por horas, de diversos temas.
Entre ellos que en Bahía Urbana, no lo dejaban vender sus
algodones. Que eso era público, pero
privado. Que habían dado la exclusividad
de la venta de algodones a una compañía privada, y que lo tenían bajo amenaza
de multa de aparecerse por allí con su maso de algodones. El domingo nos despedimos, para vernos el
jueves nuevamente.
Llegado el jueves estaba loco por
llegar a San Juan para ver a Rafa y conversar un rato con él. Mis intenciones fueron frustradas. Mila, mi compañera, sí lo vio. Estaba andando por el Teatro Tapia con sus
algodones. Me mandó saludos con
ella. Le dijo que la Policía Municipal
de Yulingrado le prohibió subir a la Calle San Sebastian, bajo apercibimiento
de multa. Los concesionarios habían
pagado miles de dólares para vender sus productos. No había espacio para compartir las ganancias
de las fiestas con gente humilde que se busca el peso (o menos de un peso)
cargando un maso gigante de algodones por la calle.
Llevo diez años fungiendo de
artesano en las fiestas de la calle.
Cuando llegué el viernes a mi kiosco artesanal, saludé a un amigo y
colega. Ambos teníamos gorra de los
cangrejeros de santurce. El corría pa
rriba y pa bajo con un walkie talkie.
Los demás artesanos me preguntaron si lo conocía. Aclaré que no solo lo conocía, sino que nos
teníamos respeto y cariño mutuo, de ese forjado por la lucha contra la
injusticia. Los artesanos estaban
indignados con él.
Me dijeron que más temprano en el
día, varios artesanos habían tenido un altercado con la policía municipal
porque los sacaron de la acera frente al mercado del Instituto de Cultura
detrás de Ballajá. Mi colega parecía
estar en comunicación constante con ellos.
Ofrecieron multas de hasta $10,000.00.
Todo apuntaba a que mi buen amigo
estaba involucrado en el asunto. Y yo no
lo quería creer. La gente hablando se entiende, y así lo hice.
Compa, “¿que te tienen haciendo aquí?”, le
pregunté. El sabía por donde venía. Estaba “a cargo” de la plaza y áreas
circundantes. Como quien no quiere la
cosa, le pregunté qué había pasado con los artesanos. Mi amigo, que sabe más que eso, tenía
órdenes de sacar a los artesanos que se ubicaran frente al mercado
oficial. Le hice saber que era la
primera vez en los diez años que llevaba allí que escuchaba algo así. Curándose en salud, me dijo que intercedió
con la policía para evitar las multas, y que no tendría problemas con ser
flexible con los artesanos, pero que los municipales no tranzaban, y estaban
prestos a multar a los artesanos. No es su culpa. Él sólo siguió órdenes de más arriba. Debe constar que de esta manera no se echa pa
lante la producción cultural.
Otros que siguen órdenes, son los
guardias. Y en esto hay hoyitas. Estuve cargando objetos muy pesados por
largas distancias durante todo el fin de semana. No hubo una ocasión en que no me encontrara
un guardia presto a joder con mis habichuelas.
En el primero de los casos, subía por la
calle que bordea el capitolio desde Puerta de Tierra. Cargaba una caja gigante encima de una
bicicleta. No podía pedalear por las
dimensiones y el peso de la caja. Al
llegar a la intersección de la avenida constitución, intenté cruzar, y varios
guardias de dynamic security (de seguro mordíos porque no pudieron ejercer el
cateo indiscriminado para el cual fueron contratados) me detuvieron el
paso. Decían que tenía que dar la vuelta
con mi carga. Llegar hasta la gasolinera
que ubica mucho más abajo y luego volver por la calle que pasa por el lado
norte del Capitolio. Luego de casi tener
un altercado, y aguantarle las bicherías a los palitos y a los municipales
intransigentes, seguí mi camino, desobedeciendo las Ordenes ridículas de los
oficiales. No me molesta que sigan
órdenes. Pero la prepotencia y el abuso
de poder, fue la práctica normal durante el fin de semana, por parte de la
Policía Municipal y de nuestrxs amigxs de camisas amarillas.
El domingo, cuando ya íbamos
recogiendo. Cargaba sobre mis hombros
tres racks gigantes y pesados desde mi mesa, detrás de ballajá, hasta la calle
sol. Cuando salía por la plaza del
Totem, me percaté de que cerraban el paso peatonal. Me faltaban dos viajes. Me detuve, a pedir la consideración de un
policía municipal. Le dije que me
considerara porque tenía que dar varios viajes más, que era artesano y que
cargaba cosas muy pesadas, que iba a ser devastador par mi espalda el dar una
vuelta innecesaria. El muy amable, me
dijo “si cuando vuelvas no se puede pasar, no puedes pasar”. De donde yo vengo, eso tiene un nombre, y mi
compañera se encargó de dejárselo saber.
Acá me lo reservo.
Al llegar a la calle san justo con
la norzagaray, íbamos a ubicar nuestras bicicletas para bajar las cosas hasta
la sol. Mila apostó a que los oficiales
que ubicaban en la esquina harían un comentario pendejo al respecto. Quise pensar que estaría equivocada, pero los
guardias le dieron la razón. Estaba
sacando el candado para amarrar las bicicletas, y uno de los oficiales me
grita: “ya las fiestas se acabaron”.
Curioso que me dijera esto, rodeado de una nube densa de humo de
marihuana proveniente de la perla y al ritmo del perreo que allí
retumbaba.
“¿qué
me quieres decir con eso?”, le contesté.
El muy genio, aun viendo que sacaba mi candado para amarrar las
bicicletas, me dijo “no estamos aquí para velar bicicletas”. Esto me llamó la atención porque los
oficiales del órden público están ahí para velar por la integridad física y
proteger la propiedad, pero vamos. Para
evitar, y por el cansancio acallé al pequeño che guevara dentro de mí, que ya
quería empezar una revolución.
No hubo una instancia en el fin de semana en que
un oficial me dijera, “negro, te ayudo”.
Pa las fiestas el año que viene, mi compañera y yo compraremos stickers
de caritas felices, y estrellitas. Daremos
premios de participación al guardia más pendejo. Podrán competir tanto los estatales, como los
municipales y los privados.
Pedro Julio dice que estas fueron
las fiestas más exitosas. Difiero. Pero
hay que ser justos. El asunto de la
transportación, aparentemente funcionó “like clockwork”. El asunto de los taxistas es complejo. Quienes debieron haber protestado fueron los
de TUAMA. El municipio contrató guardias
escolares para hacer trabajo de la unión.
Eso se llama privatización, señorxs, y no se debe permitir. Pero ahí fue y bregó en lo práctico para la
gente que venía de afuera. Espero que
Antonio Díaz López haga valer el estribillo de que es un líder de compromiso, y
que meta mano cuando le intenten brincar la cuica de nuevo a sus unionados.
Los residentes estaban
molestos. Compraron pases de $25.00 que
no les sirvieron ni de adorno. La
alcaldesa, quien se pinta como la pionera en la democracia participativa, NO
CONSULTÓ NADA, ni su plan de seguridad improvisado que convirtió a San Juan, en
“the town in the striped pijamas”, con
el Comité de Vecinos de las Fiestas de la Calle San Sebastián. Doña Rafaela se estaría revolcando.
Los comerciantes sufrimos pérdidas, cónsonas
con la merma en el público asistente, que fue resultado directo del “chilling
effect” que crearon las expresiones alarmistas de la alcaldesa. Luego de que la alcaldesa entregara las
llaves de la ciudad antigua a los criminales, afortunadamente, no hubo eventos
que lamentar. Eso es positivo. Porque se demostró que no hace falta violar
los derechos constitucionales del pueblo para evitar incidentes
lamentables.
A la alcaldesa le digo, lo mismo que le dije
al guardia municipal que fue tan dulce conmigo, cuando le pedí su ayuda en
dejarme pasar para cargar mis cosas:
“antes de ejercer el poder, hay que aprender a ser gente”.
Alcaldesa: este fin de semana, se le vio la
costura. Hay que ser pueblo, hacer
pueblo, y estar con el pueblo. No solo
de la boca pa fuera, porque el populismo patriotero y chovinista, no te hace
pueblo. Ni aunque le toques el güiro a
Andrés Jiménez cantando Coño Despierta Boricua.
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