Monday, December 12, 2011

With the police bullets our taxes bought: Métele mano a la brutalidad policiaca.


"Si lo vez que viene
si lo vez que viene
con macana en mano
para defenderte
métele las manos"

Pocholo estaba postrado, con rostro triste, sobre su sillón de ruedas. Su madre nos extendía una fotografía que rememoraba glorias de tiempos pasados. “Ese era yo”, nos dijo. Eso me jodió. En el retrato, un pelotero fornido me alcanzaba los rencores más hondos que he experimentado. Estaba en una comunidad hermosamente negra, que se levantaba como testimonio de la injusticia. Aquí, como alrededor del mundo, la línea de la clase social se tiró por la línea de la raza. Y no es para menos, cuando en Guaynabo, Los Paseos y Condado se levanta el capital de abolengo, por sobre los hombros del trabajo no remunerado de millones. En este barrio, la mano dura, es bastante más dura.

Aquí estaba. El tendría mi edad mas o menos cuando una noche, le detuvieron su andar. A los guardias en Villa Cañona, les llaman “Los Atletas”. En esa ocasión, el deporte fue tiro al blanco. O debo decir- tiro al negro. Pocholo salió corriendo, como es costumbre en el barrio cuando llegan estos individuos a derribar sus puertas y a abusar de su dignidad. Se disponía a brincar una verja aledaña a su hogar cuando un disparo, pagado por nuestros impuestos, le alcanzó en la parte posterior de la cabeza. Le tiraron a matar. Y luego, lo normal. Quedó guindado de la verja por sobre media hora, mientras los oficiales se peleaban con la comunidad para conservar la escena. Este hermano, cuyos ojos de sobreviviente nunca olvidaré, se desangraba y su masa encefálica se desparramaba por la tierra que hace de pavimento en este barrio anacrónico. Cuando me dieron a elegir entre trabajar en la oficina, y trabajar en este barrio de Loíza, no lo pensé dos veces. En Villa Cañona, en mi primer año de la Escuela de Derecho, aprendí de la injusticia.

Ayer escuché que Luis Alberto Santos Figueroa fue diagnosticado con muerte cerebral tras recibir un disparo en la parte POSTERIOR de la cabeza por parte de un policía. “Beto” tenía catorce años. Que si tenía drogas, que si tenía un arma. Es fácil plantarle la evidencia a un niño inconsciente, y en fin, si es cierto que tenía drogas y armas, me importa un carajo. Le tiraron a matar.

Sin querer incitar acciones delictivas, tenemos que estar claros y claras. La brutalidad policiaca no consiste de actos aislados. Existe un patrón sistemático de brutalidad policiaca particularmente en contra de ciertos sectores. Quiero que me lean bien en todos los barrios de la isla, y todos los sectores en lucha cuando les digo que metan mano y que pongan resistencia a las intervenciones ilegales de los agentes de la Policía de Puerto Rico. L@s ciudadan@s no tienen que soportar la brutalidad policiaca. Pueblo v. Ortíz Díaz, 123 DPR 865 (1989). También, la legítima defensa se puede ejercer por un tercero. En otras palabras, cuando seas testigo de una intervención ilegal y brutal, se un pana: METE MANO. Defiéndete a ti mism@ y a tu projim@.

Saturday, October 1, 2011

Podrido hasta la raíz.


Cerca de la una de la tarde, salí a almorzar. Acababa de tomar la Reválida de abogado hace unas semanas, y ese día era el primer día de trabajo en mi vida. No podía contener mi emoción de vivir en la práctica, toda la teoría que me he embotellado durante los últimos años y particularmente, los últimos meses. Mi ideología y escueta experiencia en este campo profesional, me han convencido de que no puede haber cambio social a través del ejercicio del derecho en los tribunales, sino al contrario: el cambio social radical ha de preceder cualquier intento de cambiar o enmendar nuestro sistema jurídico para hacerlo uno verdaderamente justo y equitativo. No sabía que durante mi hora de almuerzo iba a corroborar aquello de lo cual ya estaba totalmente convencido.

En estos restaurantes, siempre se puede identificar una mesa en que se encuentran sentadas las personas prominentes- los “big- shots”, “bichotes” o “peces gordos” de nuestra sociedad- los jueces, políticos y demás personas tortosas usualmente no pueden esconder su aura de superioridad cuando se sientan en un lugar junto al resto de los mortales. Sencillamente, llaman la atención. Este martes, en este restaurante, en el primer día del resto de mi carrera profesional en el campo del derecho, no sería la excepción.

En una esquina, logré identificar la mesa de los “peces gordos”. Eran tres jueces retirados, que ahora fungen como abogados y algunos jueces aún en funciones. En la cabecera de la mesa, almorzaba de espaldas a mí, una persona que no pude identificar hasta el momento en que salía del restaurante y posé mi vista sobre él. Lo identifiqué rápidamente, lo miré a los ojos y él bajó la vista, como quien no tiene fuerza moral para mirar al pueblo a los ojos.

Con los jueces, cuya función es administrar la “justicia” en el país, almorzaba el ex senador nuevoprogresista y hoy convicto, Hector Martínez. El convicto ex senador fue encontrado culpable a principios de este año en un juicio por soborno y conspiración. Luego de emitido el veredicto de culpabilidad, y con el espaldarazo del Presidente del Senado, pretendía quedarse en su silla senatorial mientras apelaba su convicción.

La corrupción y la “justicia”, sentados en la misma mesa. Desde entonces, mi convencimiento es total. Si el sistema está podrido hasta la raíz, entonces hay que arrancarlo: de cuajo.

Thursday, September 22, 2011

Comando Capá Prieto


Son las siete de la noche. En poco más de un mes fallecieron dos lumbreras de la lucha por la independencia de Puerto Rico. Un grupo de estudiantes se organiza para rendir tributo a Lolita Lebrón, y a Juan Mari Bras, quienes han fallecido en un período de poco más de un mes. También pretenden rendir tributo a Filiberto Ojeda Ríos, líder independentista que vivió en el clandestinaje hasta ser asesinado, en su vejez, por comandos del Bureau Federal de Investigaciones (FBI) norteamericano. Recibo una llamada de un compañero que he aprendido a querer a través de los años de militancia que nos unen. “Queremos bajar la bandera”, me dice. Se refiere a la bandera norteamericana en la torre de la Universidad de Puerto Rico. Le admití que no me podía involucrar. No por falta de deseos de cumplir con algo que me parece lógico, habiendo fallecido Don Juan, quien fue el primero en bajar esta bandera en 1948, siendo expulsado por ello de la Universidad; sino porque entiendo que estoy cumpliendo con el deber de la Patria en otros ámbitos y me siento sobre-abrumado.

“Tienen mi apoyo incondicional. No solo bajen la bandera, corten el asta”, le sugerí en son de broma. El 22 de septiembre, en la víspera del aniversario 142 de la conmemoración del Grito de Lares y del quinto aniversario del asesinato político de Filiberto Ojeda Ríos un grupo de estudiantes subió a la torre de la Universidad de Puerto Rico, con el propósito de desplegar una pancarta que leía “Porque fueron, porque somos, porque serán”, bajar la bandera, y cortar el asta, para evitar que se fuera a enarbolar la bandera de nuevo. Esto significaría, para el grupo (denominado el Comando Capá Prieto) arrancar el imperialismo de raíz, la bandera norteamericana, como símbolo de la ocupación norteamericana en Puerto Rico. Para otros, es reprochable y es despachado con el viejo aforismo de “no muerdas la mano que te da de comer”.

Los asuntos de la expresión simbólica, la bandera y la libertad de expresión artística y política son cosa seria en Puerto Rico. En este país colonizado por 502 años (112 de estos bajo ocupación norteamericana) las banderas de tres franjas rojas y dos blancas, con triángulo azul claro que contiene una estrella blanca, era evidencia suficiente para procesar a los miembros del Partido Nacionalista el siglo pasado. El discurso incendiario de Don Pedro Albizu Campos, presidente del partido en aquel entonces, fue suficiente para apresarlo bajo la “Ley de la Mordaza”, que prohibía el abogar por el derrocamiento del gobierno insular. Lo que sí es que en aquel momento, Albizu presentaba un peligro inminente al Estado (aunque esto no hace menos deplorable el hecho de que se utilizaron transcripciones de sus discursos como evidencia para encarcelarlo). Más recientemente, irrumpió una masa anexionista en una Oficina de Gobierno (Oficina de la Procuradora de la Mujer) para llevar la bandera norteamericana, ya que algunos funcionarios se negaban a exhibirla. El asunto levanta pasiones en la isla, definitivamente, y los debates se extienden por las redes cibernéticas luego de que el Comando Capá Prieto llevara a cabo efectivamente casi todos sus objetivos. Algunos expresan su satisfacción y felicidad con el ejemplo de entrega y compromiso de los estudiantes, mientras otros problematizan las acciones de los y las estudiantes mientras los catalogan de “personas encapuchadas que cometen actos de legalidad cuestionable”. Todo depende del cristal con que se mire. En lo que sí podemos estar de acuerdo, es que eventos performativos como éstos impulsan la discusión y el intercambio de ideas, que son el único camino hacia una sociedad saludable, tolerante de la diferencia, libre y verdaderamente democrática.

Noticia tomada de: http://pr.indymedia.org/news/2010/09/45092.php
**Reflexión para el Seminario de Derecho y Arte con la Prof. Chloé Georas (2010)

Monday, July 11, 2011

Fortaleza.

Llegué tarde a la protesta. En la comunidad, todo estaba cerrado. Sólo dos policías custodiaban aquél barrio fantasma, fuertemente golpeado por el salitre y por un operativo cuasi-militar que estremeció sus cimientos. Nos recibió un perro con una camisa blanca puesta, que era el atuendo acordado para llevar el mensaje inequívoco de la máxima inescrutable del deseo individual y colectivo de que los dejen en paz. Llegó el texto de Waldemiro: "@ FORTALEZA".

Saliendo de la protesta en contra de la criminalización de la pobreza en el Barrio La Perla, la multitud se encontró con la procesión fúnebre de Don Ricardo Alegría. “Qué pena tan grande, que pena tan dura, se fue Don Ricardo, paladín de la cultura”, coreaban los pleneros de la protesta, en la Calle Fortaleza a la vanguardia de las multitudes que allí se encontraban.

Dentro de toda la estampa, fue la pena en el rostro de la viuda lo que me conmovió. El dolor del vacío, de lo fugaz, y del adiós. Le temblaron los pies mientras intentaba subir las escaleras de la Catedral. Confundido, entre lo político y lo sencillamente humano, le deseé a la viuda, lo mismo que le deseo al Barrio: Fortaleza.

Friday, July 8, 2011

Transgresiones y violencias.

Recuerdo al Gordo
y su puesto de trabajo
En el subsuelo de la legalidad.
Recuerdo a sus crías desamparadas
Y a María buscándoselas en la calle, para pagarle la fianza.

Pasé por la Montera,
Por el Paseo de los Enamorados
Y por la Simón Madera…
Y con una superioridad moral presupuesta,
Vi al estado imponerse con la misma violencia.

Siguen sobrevolando helicópteros
Con su luz invasora….
Igual que en la noche de ayer.
Estudiando el derecho, me cuestiono si se justifican,
Estas VIOLENCIAS DE LA LEY.

Thursday, July 7, 2011

Sobre la inmigración.

LAVAPIES SE LEVANTA CONTRA EL RACISMO INSTITUCIONAL.

En las aulas de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Granada, el Profesor Aaron Cohen le enseña a sus estudiantes de Población y Movimientos Migratorios, que la palabra “inmigrante” es desacertada por demás. Supone que estas personas están en un tránsito perpetuo y nunca llegan a asentarse en ninguna parte. Prefiere el término “inmigrado”.

Para bajar de los Estados Unidos a México, el trámite es casi pro forma. Subir por la frontera de México hacia los Estados Unidos, es un poco mas complejo. Luego de cinco horas de congestión vehicular, en la frontera hay un agente calvo de siete pies que te cuestiona hasta el color de los calzoncillos. Dato curioso, cuando hay tanta retórica sobre el libre flujo de mercancías entre ambos mercados.

Unas horas más al norte está San Francisco. El llamado “bay area” es de las regiones más progresistas de los Estados Unidos. Los latinoamericanos se concentran en el área circundante a La Misión. Aquí, en los postes de la luz, se pueden ver cámaras observando a mexicanos, salvadoreños, negros, y guatemaltecos, entre otros.

En Madrid, en el metro, hacen redadas de negros, hondureños y de todo lo que no se vea español. Recuerdo bajar del autobús en el País Vasco. En San Sebastián una agente encubierta me pidió mi identificación. Se la mostré sin problemas, ella no creía lo que veía al observar mi Pasaporte (norteamericano por decreto). Al cruzar la calle, en menos de dos minutos, la escena se repitió. Otro agente encubierto me abordó: “Documentación, por favor”. Me disgusté: “¿es por el colorcito, verdad?”, le riposté. El agente se molestó. Y es que parezco marroquí. Tal vez por eso cuando cruzaba la calle trancaban los seguros de los automóviles, como pensando que les iba a hacer daño. Tal vez recuerdan, en algún rincón del subconsciente, los casi ochocientos años en que el ser bereber en Al-Ándaluz era un título de nobleza y los blancos vivían arrinconados en Galicia.

Hace unos anos estuve allí, en el Barrio Lavapiés de Madrid y Conocí a Elmo. Vivía en la calle Sombrereros. Era senegalés, maestro del contrabando y devoto Baye Fall. Llevaba colgado al pecho un amuleto con la imagen de Ahmadú Bamba. La conexión fue instantánea y el compartir natural. En fin, mi tatarabuelo Patrocionio, a quien nunca conocí, también era de Senegal. Espero que Elmo ande bien de salud y sobre todo, libre. Y es que en estos días, como bien puntualizaba Galeano en 1989, “es más libre el dinero que la gente”.

Mañana el Estado lo pensará dos veces antes de parar a los “morillos” y a los “sudacas” en fila india frente a todo el mundo para verificar su documentación. Hoy en Lavapiés, los vecinos expulsaron a la policía de la comunidad mientras llevaban a cabo una de sus redadas racistas. “Ningún ser humano es ilegal”, gritaba la multitud.