Suenan las campanas
en la torre de la Universidad
y el tiempo sigue detenido
en tranques, por su intransigencia
que se ha vuelto en resistencia
democrática y sin par.
Que dulce siento el andar
esta universidad tomada
donde pedir el todo o nada
ya no es iluso pensar.
La UPR es un país
es vida en comunidad
es reflejo de como el mundo
también tiene que parar
y asumir la resistencia
para poder progresar.