por sus mandalas
los busco
con mi intuición.
No me aventuro
pa dentro
de su círculo interior.
Pero nada.
Es que le temo a esta intensidad
y por eso,
ayer me quedé en la orilla
y namás me mojé los pies.
Un buen marxista diría:
periferia
Que nunca pasé de simpatizante
a militante.
Pero valoro la simpatía
y me ubico
en la frontera
del último de sus círculos concéntricos.
Hace falta gente en todos lados
me digo
y me sirve de consuelo.
Este es un sistema
que no se puede destruir
de adentro.
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