Friday, October 16, 2009
Reflexión al CAED sobre la participación en los actos del 15 de octubre.
Cuando llegué al Expreso las Américas, mis compañeros y compañeras ya habían asumido su posición; estaban sentados en la brea entre dos masas. Unos, la falange de la División de Operaciones Tácticas formada en ocho filas, y otros, estudiantes y trabajadores convencidos de que hoy era el día en que se iban a redimir todas las desesperanzas del pueblo, pero desorganizados, e insubordinados ante cualquier llamado al raciocinio. La brea estaba caliente y los ánimos estaban más caldeados que el asopao que trajo la familia de Arturo el día del paro en la Universidad de Puerto Rico. ¿Miedo? Como quien sabe que es inminente el desenlace de la lucha del pueblo en las calles. Sobre ese sentimiento, el valor y el sacrificio de que nos enseñaron se compone la patria. Los compañeros del Comité de Acción de Estudiantes de Derecho, hacían llamados a la resistencia no violenta, a la desobediencia civil, unos cantaban la Borinqueña de Gautier Benítez y otros la de Rodríguez de Tió, acostados en la brea y encadenados de brazos.
Se levantaban varias interrogantes sobre el humo de los neumáticos quemados por unos cuantos que no entienden que la resistencia no-organizada a la violencia represiva organizada del estado, es el equivalente a sentir el látigo inclemente del leviatán de Hobbes sobre la espalda. (1) ¿Podemos tener control sobre una masa enardecida que ha renunciado al uso de la razón que requiere la negociación? (2) ¿Estamos dispuestos a comprometer nuestra integridad física para defender a una masa desorganizada que ha perdido el control a nuestras espaldas? (3) ¿Y ellos, nos tomarán en consideración como parte del movimiento al tomar sus decisiones?
(1) Cuando vimos a la División de Operaciones Tácticas llegar, y la profesora Érika Fontánez Torres fue a negociar con ellos, en primera instancia, tampoco querían negociar. En este sentido, no se diferenciaba la posición de la Policía, de la posición de l@s estudiantes y trabajador@s. ¿Cuáles son las diferencias? Tenemos un problema de insubordinación. A ellos les basta una órden, mientras nosotros tenemos que negociar con cada manifestante individualmente, y aún cuando tomamos una decisión colectiva por medio de asamblea; conocemos quienes son l@s cuatro o cinco compañer@s, que no saben lo que es someterse a la determinación del colectivo. No podemos pretender tener control sobre TODA la masa, pero la primera premisa es errónea porque dentro del movimiento estudiantil y trabajador, siempre hay compañer@s que no pierden el uso de la razón, con éstos, hay que razonar.
Luego de este proceso, estoy convencido de que la mayor parte de los compañer@s tomará y acatará la decisión más razonable. Nuestro deber debe ser siempre el plantear, como movimiento estudiantil, esa decisión más razonable. Tenemos que saber cuándo negociar, cuando no negociar y cuando es mejor ceder una posición, según los números y las circunstancias, tenemos que saber elegir nuestras batallas, y siempre hacerlo como grupo. Hay otr@s compañer@s, que por su insubordinación, se quedarán luchando solos, y lo harán a su propio riesgo.
(2) Cuando algunos compañer@s me llamaron la atención a lo que sucedía en nuestras espaldas (quema de neumáticos, enmascarados con palos y piedras provocando a la policía, etc.) mi primera reacción, fue querer sacar a los compañer@s de la primera línea de batalla. No me parecía justo que comprometiéramos nuestra integridad física por defender en primera fila a esa masa desorganizada que había perdido el control y la compostura. Luego de lograda la negociación por la Profesora Fontánez y el ex presidente de la UTIER, Ricardo Santos, los compañer@s del Comité de Acción de Estudiantes de Derecho trataron de hacer a la masa retroceder con una cadena humana, el intento fue fútil. No quedaba más que retirarnos y eso hicimos. Poco a poco, al menos en el lado del expreso que estábamos posicionados, l@s otr@s compañer@s hicieron lo mismo, y solo permanecieron en el lugar aquell@s que tuvieron problemas con la negociación, de nuevo, se quedaron solos. De esta manera no nos expusimos a ser “carne de cañón” defendiendo a un pequeño grupo de personas que había perdido el control y quería que todo el mundo lo perdiera. Si querían confrontación, que se enfrentaran cara a cara con la División de Operaciones Tácticas.
(3) En la medida en que planteemos la alternativa más razonable en momentos decisivos, y en la medida en que sigamos demostrando nuestra combatividad y compromiso consistentemente en las luchas que se avecinan, nuestra voz será escuchada y respetada por el resto de l@s compañer@s en lucha. Solo así llevaremos este movimiento hacia donde tiene que estar encaminado, a la victoria, con el resto del Pueblo de Puerto Rico, y en contra de la Tiranía.
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